Mi primo José Javier entró en la Compañía de Mar de Ceuta meses antes que yo y lo veía de reojo haciendo guardia en la garita de la esquina con los garajes hoy día de la Estación hasta que llegó el día de la Patrona, Nuestra Reina de los Mares la Virgen del Carmen.
Hago esta entrada a lo que significa la pasión por las venas y el entusiasmo en las entrañas de quien mejor servía a España sirviendo en sus filas y cuando hoy los años empujan los remates de mi vida hoy me siento a escribir unas letras a la Compañía de Mar de Ceuta.
Esta singular Unidad nació con unas condiciones muy particulares de naturaleza terrestre y marinera, supervivientes de los ejércitos del Siglo XV, habiendo sabido adaptarse con el paso de los siglos a los nuevos medios y procedimientos.
El 21 de agosto de 1415 el Rey Juan I de Portugal al mando de sus tropas conquista Ceuta, poco después, el día 2 de Septiembre de ese mismo año emprende regreso con su ejército a Portugal, dejando en Ceuta a Pedro de Meneses, como Gobernador.
Estos son los orígenes primarios de la Compañía de Mar de Ceuta, aunque bajo reinado portugués.
En Ceuta, el Rey portugués Juan III extiende en el año 1548 un documento en el que ordena a los gobernantes de Ceuta crear por contrata una Unidad similar a la de Melilla “Cuarentena Hombres de Mar”, con cuatro bergantines agregados.
Al producirse la unión de España y Portugal bajo el reinado de Felipe II, queda Ceuta incorporada a la Corona.
Se regula el funcionamiento de las dos Unidades creadas en Ceuta y Melilla.
Desde este período hasta el año 1703 son múltiples las misiones que desarrollan las gentes de la Compañía de Mar.
El 10 de noviembre de 1475 la Compañía toma el nombre de Compañía Suelta de Mar, dependiendo del Ministerio de Marina.
Todos juntos formamos Bandera el día de la Solemne Procesión y mientras en nuestras cabezas hacía efecto todavía el tintorro de la comida de confraternización nosotros los de la Armada nos cruzamos las miradas encendidas en la explanada de La Lonja a quien era mejor en su puesto mientras la Patrona surcaba al son de las bocinas los rincones de la bahía.
Allí estaba Felipe de Sargento calmando los ánimos de los que éramos originarios de España a lucir el blanco marinero, el azul del salvamento y todos juntos sobre nuestras cabezas el gorro Lepanto.
El Desembarco de Alhucemas fue llevado a cabo el 8 de septiembre de 1925 en Alhucemas por el Ejército y la Armada española y, en menor medida, un contingente aliado francés, que propiciaría el fin de la guerra del Rif.
Se considera el primer desembarco anfibio en la historia que involucra el uso de tanques y apoyo aéreo masivo por mar. El desembarco de Alhucemas es visto como un precursor de los desembarcos anfibios aliados en la Segunda Guerra Mundial, y la primera operación combinada exitosa del siglo XX.
La operación consistió en el desembarco de un contingente de trece mil soldados españoles transportados desde Ceuta y Melilla por la Armada combinada hispano-francesa.
En el Desembarco de Alhucemas, los hombres de las Compañías de Mar de Ceuta y de Melilla dejaron ejemplar constancia de su buen hacer y tradicional heroísmo.
Y como reconocimiento a su actuación, el Rey Alfonso XIII a propuesta del Comandante General de las Fuerzas Navales del Norte de Africa y por R.O. el 31 de marzo de 1926 le concede la Medalla naval con carácter colectivo “ como premio a su brillante comportamiento en las operaciones de desembarco en la bahía de Alhucemas.
Comprendidas desde el 6 de septiembre al 15 de octubre de 1925, a cuyo completo éxito contribuyeron realizando una fructífera labor de conjunto.
Actualmente la Compañía de Mar está compuesta en la actualidad por una Sección de Abastecimiento, una Sección de Municionamiento, una Sección de Transporte y un Pelotón de Lanchas que realizan los apoyos logísticos a las distintas unidades de la guarnición ceutí.
Atrás quedaron los años donde la Compañía de Mar se perdía con la silueta de un navío surcando el horizonte cuando en la cinta del Lepanto ponía “ Unidad de Terminal de Transportes IX 23” pero el amor al servicio es notorio y si la fuerza leal es nuestro ideal, la Patria ordena que estemos siempre atentos al mando porque la pereza no es cosa de aquí. Volvió su nombre al Lepanto siempre atentos al mando, si ordena y cuanto nos manden sabemos cumplir.
El barco conocido como el Melillero, fuiste conocido por las plazas de soberanía, las islas Chafarinas, las islas Alhucemas y el peñón de Vélez de la Gomera las islas menores la Compañía de Mar.
No podría entender mi vida sin pensar en la existencia desde chiquillo que las Compañías de Mar que siendo yo marinero vería a mi primo vestido de caqui el día de su Jura y al cabo del tiempo verlo embarca en el Santa Teresa o el Capitán Mayoral y surcar los mares a los Peñones manejando botes y bogando los bollos y quién lo diría que al cabo del tiempo no lo sabría el formaría parte de las denominadas Fuerzas Especiales por sus características peculiares, organización, medios y modo de empleo.
Pasaron los meses de la mili y mi primo apareció antes por Cecomar Ceuta donde servía yo como marinero voluntario para enseñarme la blanca, la cartilla de licenciado sin imaginar que cuando te despedías de aquella Compañía de Mar la que se creó hace 600 años la que fue dotada de cuatro fustas de remos, bien pertrechadas y aparejadas, con cincuenta bancos y cuarenta hombres de mar, contando cada una, como dotación , con un patrón, un cómitre, tres timoneros y cinco marineros y sin darnos cuenta no sabíamos que aunque fuéramos diferentes.
Vestíamos el peto, el tafetán así como el mismo traje de faena sólo que cambiando los emblemas éramos marineros repartidos por los rincones de Ceuta uno en la Armada otro en la Compañía de Mar y con el paso de los años, nos encontramos juntos compartiendo Patrona, compartiendo Patrón sin olvidarnos que hace casi un siglo se hizo el desembarco de Alhucemas donde las Compañías de Mar aquellos Pelotones de Mar con esos Caballeros de Tierra y de Mar .
Con un sacrificio, un heroísmo y una entrega brutal dio al paso de un año con la concesión de la Medalla Naval sin olvidar al cabo Ildefonso Mansilla, quien en unión de los legionarios del Tercio de Extranjeros, logró capturar al enemigo una ametralladora y tres mil cartuchos de munición.
Un recuerdo a mi tío José López Nieves, “Pepe Nieves” mecánico naval que fue del Peñón de Vélez y buque Martín Posadillo aquel que supo dar de comer a las dotaciones de la Compañía de Mar en el Peñón cuando la comía escaseaba, aquel que supo conseguir el pescado para sus hombres y el que sabía hacer empanadillas y tortillas de camarones sin pescado pero con mucha imaginación y con ese brindis mirando al cielo los que hoy son los veteranos a lágrimas vivas se acuerdan de Pepe Nieves, del Capitán Fortes, del Teniente Coda o del Cabo Primero Juan Fortes.
Atrás quedaron los transportes marítimos en el Santa Teresa, el Capitán Mayoral, el Martín Posadillo o el Camino Español, hoy día el buque Ysabel con numeral de costado “ A-06 “es el heredero de aquellos originarios del transporte logístico.
La Compañía sigue su labor de controlar las mercancías y materiales que llegan a Melilla y a Ceuta por vía marítima para las distintas unidades de las mismas, así como su entrega y recogida, y ejecución de los transportes correspondientes a la estafeta militar entre estas plazas y la Península.
Me considerado siempre un híbrido por cuanto procedo de la Armada pero no puedo ignorar que lloro cuando suena “Ganando a Barlovento” gracias compañeros por acogerme todos estos años y sentirme uno más como en mi casa.
Se licenció ya el último componente de la originaria Compañía de Mar de Ceuta, Cabo Primero Miguel Angel León Pérez, y se cierra una etapa de la historia del núcleo de Otero.
Pero jamás podremos olvidar que la Compañía de Mar de Ceuta es de nuestra España su Honor y su Gloria, y las lágrimas por la trayectoria del camino español que seguimos, la trayectoria del amor y la fidelidad.