Tres meses después de que Xavier Gisbert desembarcase en Ceuta como un elefante en una cacharrería y dejase estupefactos a la práctica totalidad de los agentes de la comunidad educativa por sus formas y sus modos, con los que se sintieron tratados de imbéciles, su sustituto al frente de la Dirección General de Evaluación y Cooperación Territorial en el Ministerio de Educación, Alfonso González, lavó ayer parte de la mancha derramada. “Vengo a hablaros y a escucharos”, aseguró a los directores de todos los colegios, institutos y resto de centros educativos locales el alto cargo ministerial, que dejó a los presentes imagen de “buen talante y buena actitud”, según explicaron varios en declaraciones a este periódico.
Tras visitar al delegado del Gobierno y al presidente de la Ciudad, González y su subdirectora, Esther Castilla, esbozaron ante los cuadros directivos de los centros las líneas maestras de la política que pretende implantar, en materia de enseñanza, el equipo de José Ignacio Wert, que pretende dejar en manos de la Dirección Provincial la toma de la práctica totalidad de las “decisiones del día a día”, esto es, sobre el calendario escolar, la organización de los centros, las Comisiones de Servicios...
En el terreno de lo concreto, pocas o ninguna novedad. Del número de maestros y profesores que trabajarán el año que viene no habrá datos cerrados hasta finales de mes: “Hemos venido asentir, vivir y conocer de primera mano la realidad educativa local antes de definir el alcance que tendrán los ajustes”, alegó González ante los periodistas.
Para replicar las críticas de los directores por el mantenimiento de esta incógnita fundamental, que a su vez retrasa la resolución de las Comisiones de Servicios, y por la falta de dinero para el mantenimiento de los centros, el director general apeló, sin dar cifras, a la demora con la que se han aprobado este año los Presupuestos Generales del Estado.
Tras apenas unas horas en Ceuta, los representantes ministeriales sintonizaron con los agentes de la comunidad educativa locales tanto en que la ciudad no está mal dotada en medios humanos y materiales como en que arrastra graves carencias en infraestructuras por la falta de nuevas construcciones, déficit para cuyo remedio habrá que, también sin fechas ni números, esperar a que escampe la tormenta económica.
“Pretendemos, con la nueva Ley Orgánica de Mejora de la Calidad de la Enseñanza, subrayar la importancia del papel del profesor, dar más autonomía a los centros y sentar las bases para aprovechar al máximo el talento de cada alumno con nuevas metodologías y líneas que actuación que sean referencia para el resto del país”, quiso ilusionar González al auditorio, al que advirtió de que lo que se propone “no es un cambio de paradigma, sino una mejora constante a partir de la realidad y en función de cada contexto”.
El nuevo equipo ministerial tampoco avanzó mucho sobre los nuevos programas que impulsará en materia, por ejemplo, de bilingüismo, aún por concretar al calor de la aprobación de la nueva Ley, que se prevé para principios e 2013, aunque sí adelantó que los cambios en Infantil será mínimos y que en Primaria se introducirán “pequeñas” modificaciones curriculares con una evaluación al final de la etapa.