Margarita Robles Fernández es de esa clase de personas que ejerce en labor callada, que habla poco pero hace mucho, nunca alardeando de lo que hace. Y de ello puedo dar fe, ya que cuando he necesitado algún libro de los que edita Defensa, sin demora alguna ha atendido mi petición y me los ha enviado. Es la estampa de lo que un filósofo escribió: “las personas que tienen buen carácter son las más dignas de ser queridas”, Antístenes. En este caso, Margarita Robles Fernández es de las personas que saben estar y hacen lo que tienen que hacer sin darle importancia ninguna a esa gran tarea de dirigir a las Fuerzas Armadas, por eso ella es idéntica a la cita: “la grandeza y el amor son como los perfumes; los que los llevan apenas los sienten”, Cristina de Suecia.
Gestos que engrandecen a las personas
Yo creo que los políticos, independientemente del puesto que desempeñen, tienen que dar ejemplo en sus actos a los ciudadanos. Tengo pruebas de ello y una de ellas fue que, siendo ministro de Defensa Julián García Vargas, precisaba para documentarme un libro editado por Defensa, para lo cual le escribí una solicitándole dicho libro. Creo que no tardó ni ocho días cuando me llega un paquete con el libro solicitado.
Por desgracia, con otro ministro del PSOE, para más señas de tierras de la Mancha, le solicité otro libro y aún a día de hoy todavía espero mi solicitud. Pero aún más reciente, para rendir homenaje a una gran mujer, María Belén León Trujillo, responsable de una copistería durante más de 30 años, a los soldados veteranos de Ifni-Sáhara nos atiende con las copias de los artículos, además de buscar fotos para los mismos con una amabilidad y un cariño fuera de lo común.
Un gran general, Fernando Rocha Castilla, segundo jefe de la Comandancia General de Ceuta, nos atendió la petición de entregarle un placa del Grupo de Regulares Ceuta 54 y un tarbush similar a los de tiradores de Ifni, inmediatamente nos atendió y en un sencillo acto en la Hermandad de Veteranos de Santa Cruz de Tenerife, se le entregó la placa y se le impuso el tarbush.
Siendo jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra el general Alfonso Pardo de Santayana y Coloma, le solicité para un soldado veterano de Ifni, Pelayo Rosa Viera, defensor de Tamucha que permaneció en su puesto hasta agotar las municiones una vez muerto su teniente, y para la directora del diario El Faro de Ceuta, unas metopas. Para mi sorpresa fue que, en menos de cinco días apareció un mensajero con dos grandes metopas.
Existe otra manera, la de despreciar a los ciudadanos, como fue la del teniente coronel de la Casa Real, al cual le solicité para rendir homenaje a esta gran mujer de la copistería una Metopa, y ya han transcurrido cerca de CINCO meses y aún espero la respuesta. Por ello, esta cita lo dice todo: “los hechos son como los sacos; si están vacíos no pueden tenerse en pie”, Luis Pirandello.
La emoción de un soldado veterano de Ifni
Como consecuencia de un artículo que publiqué en El Faro de Ceuta, en el cual mencionaba un libro cuyo título es ‘La última guerra de África’, del autor el general Rafael Casas de la Vega un gran amigo mío ya fallecido, otro buen amigo y compañero Nazario Selles Buforn de Villajoyosa (Alicante), que combatió en la 23ª Compañía del IV Tabor de Tiradores de Ifni y que intervino en casi todas las operaciones, me dijo que le gustaría leer dicho libro para recordar sus vivencias en aquella guerra.
Días después me llamó y me dijo que había hecho gestiones, pero que dicho libro estaba descatalogado ya que fue editado por el Ministerio de Defensa en 2008. A través de un sobrino hicieron gestiones en Internet y encontraron un anticuario que sí lo tenía, pero el precio a pagar era 100 euros. Él me dijo con bastante pena que ese dinero de su exigua pensión significaba quedarse tres días sin comer. Por esto, le comenté que le escribiese a Margarita Robles Fernández, ministra de Defensa, y dile que estuviste combatiendo en Ifni, y que te agradaría leer sus hechos de armas con el ‘Valor acreditado’. Pasaron varios días y me dijo que, efectivamente le había escrito a la ministra de Defensa con dicha petición, junto con una carta donde le citaba las diferentes operaciones en las que intervino, como Netos, Pegaso, Siroco o Gento, además de varias intervenciones de armas donde por desgracia Nazario vio morir a varios compañeros.
Con gran dolor expresaba Nazario que, cuando regresaban de librar el Puesto de Telata con una caravana de los soldados sitiados, mujeres, niños y en un camión los muertos y heridos, la 23ª Compañía a la que pertenecía iba protegiendo los flancos de dicha columna cuando en un cierto momento desde un montículo con arbustos un grupo de moros atacaron a esta compañía y allí vio caer muerto por un disparo en la cabeza a su compañero José Vinagre Escobales, cuyos restos descansan en el nicho con su madre en el cementerio de Coria (Caceres), para lo cual yo personalmente hice gestiones ante la que fue ministra de Defensa, Carme Chacón, y en un gesto que le honra hizo posible el traslado desde el cementerio de Las Palmas hasta su ciudad natal acompañado por un comandante, y en el cementerio de dicha localidad un piquete al mando de un comandante de la Brigada Extremadura le rindieron honores militares.
Transcurrido varios días, Nazario me llamó y me dijo que le había llamado la secretaria de la ministra y lo primero que le dijo fue que costó un triunfo conseguir el libro, pero que se lo enviaban y además, dedicado por esa gran mujer, Margarita Robles Fernández. Me imagino que la emoción de Nazario sería de algunas lágrimas por sus mejillas.
El 12 de marzo de 1958 el comandante-jefe del IV Tabor de Tiradores de Ifni felicitaba por su comportamiento a la Sección de la 23ª Compañía del soldado Nazario Selles Buforn.