El mundo de las Fundaciones culturales, las que se crean sin ánimo de lucro, norma a la que también están sujetos quienes las integran, por desgracia van a la deriva. El grifo institucional les están cortando el suministro alimentario, el dinerito, que es precisamente lo ocurrido en ‘Crisol de Culturas’, Descanse en paz (R.I.P.).
En realidad las Fundaciones van cayendo una tras otra. Lejos quedan aquellos años cuando empezaron a aflorar, tan llenas de entusiasmo que algunos de sus patronos, por lo general representantes de diferentes órganos de Gobierno (locales y autonómicos), presumían de ser los nuevos mecenas, algo así como otros Médicis, aunque a veces proponían tales tarugadas que oirlos daba vergüenza ajena.
Pues bien, como digo, hoy, en muchas de estas entidades, las persianas de sus sedes ya han caído o están a punto de hacerlo. Pienso en las que regentaron, como si fuesen sus cortijillos, algunas consortes, convertidas después en ‘viudas alegres’, cuando sus maridos murieron. Citemos la de ‘Rafael Alberti’, o la de ‘Cela’, aunque a su presidenta le ha servido de trampolín para cazar nuevo esposo. Sin olvidar a las que les han llenado sus bolsas mediante subvenciones de grandes cantidades, como es el caso de la ‘García Lorca’, donde su testaferro, disfrazado de secretario de la institución, incrementó su cuenta corriente. Un Bárcenas a lo poético que cobraba comisiones de aquí y de allá por gestionar los desembolsos, con la desvergüenza más supina. Ha sido escandaloso. Se trata del exquisito y elegante Juan Tomás Martín, diestro en asuntos de empresas, pese a no tener ninguna titulación superior y que en la actualidad está en paradero desconocido. Puede que se encuentre en Bolivia. Él mismito se puso a comienzos, un sueldo de 9.000 euros, llegando hasta 12.000 en sus últimas nóminas, amén de esas comisiones en las que incrementó su tanto por ciento (del 4 al 10), llegando hasta falsificar la firma de la Presidenta, Laura García Lorca. En resumen: la Fundación a la que le da nombre el inmortal Federico, se enfrenta en estos momentos a un agujero de once millones, sin contar los cuatro millones del crédito que se solicitó a La Caixa, del que, por lo visto, no se han pagado ni los intereses.
En caída abierta está la igualmente granadina del pintor Pepe Caballero (aquí arden, además, otras pajas), no así la que aún resiste en la misma ciudad, la del novelista ‘Francisco Ayala’, cuya directora se bate, de continuo, con los cicateros de la Administración local y autonómica, exigiéndoles sin más que cumplan con los compromisos acordados. Y es que Carolyn, viuda del escritor, ha sabido poner desde el primer momento los “baidas” sobre la mesa, aportando para restar penurias hasta su propio sueldo de profesora jubilada en una universidad americana.
Sin embargo, la sevillana en honor de ‘Machado y Álvarez’, “Demófilo”, el padre de los poetas, no ha podido resistir, viéndose obligada incluso a vender el edificio de la calle Jimios, donde estaba ubicada, amontonando libros y enseres en un trastero de la Iglesia de los Filipenses. Confieso que cuando nos reunimos allí, percibimos que en el aire flota tan complejo de ‘okupa’ que nos miramos llenos de vergüenza.
¿Y qué es lo que ha motivado todo lo escrito? Dos noticias aparecidas estas semanas en los medios. En primer lugar, el escrito de José María Campos, lamentando que ‘Crisol de Culturas’, después de transcurrido un año desde que él enviase una serie de sugerencias para recordar el VI Centenario del lusitanismo ceutí (La Fundación se crea para este fin), nada se había hecho. Y yo agrego: y nada se hará, cuando la Asamblea caballa la ha suprimido, cesando al Presidente. Y en segundo, estrechamente relacionado con el pasaporte dado al Sr. Fortes, la demanda que este hace a quien lo nombró o contrató, requiriéndole en forma de finiquito, una cantidad que roza los setenta mil euros, el equivalente al año que lleva engrosando la lista de parados del INEM. Me dicen que la asesoría jurídica de UGT apoya al indigente exalcalde. Y es que nuestro sindicalismo siempre estuvo con el más débil. Ignoro en qué acabará todo. Lo cierto es que Crisol de Culturas se fue al fondo de los mares, como se hace con las cosas más inútiles. ¡Y se esperaba tanto de ella...!
Ahora sólo nos queda ser espectadores de los consabidos dimes y diretes de todo litigio. unos exigiendo y otros asegurando que no espere el solicitante ni siquiera un atisbo de acuerdo. Pero a mi ya me está entrando la duda de si no será la pantomima de siempre, bien orquestada, donde los actores -nobles y villanos- sean integrantes de la misma farsa. Habrá que prestarle atención al tema, exigir transparencia en el proceso, para que no vuelvan a eso que siempre repito y hace alusión al “huerto del Francés”: esto para mí; aquello para ti”. Y todos contentos. La oposición, que ahora es poliédrica, no debería ser avestruz de cuello corto.