La Guardia Civil de Ceuta ha interceptado esta madrugada a cinco inmigrantes marroquíes que intentaban llegar a la Península a bordo de dos kayaks. El grupo había salido de Marruecos con ánimo de llegar al otro lado, como parte de esa inmigración clandestina y constante que se ve recrudecida en los últimos meses.
Los componentes del Servicio Marítimo procedieron a la localización de los inmigrantes trasladándolos a la base en Ceuta y activándose el oportuno protocolo que debe llevarse a cabo ante la llegada de personas foráneas debido a los riesgos de contagio de coronavirus. Los cinco varones fueron atendidos y trasladados al viejo hospital de la Cruz Roja tras la primera intervención del ERIE.
La fórmula de los kayaks se ha convertido en la vía elegida de escape entre los marroquíes. Adultos y menores buscan la manera de huir aunque la forma elegida no sea la más segura y se expongan a desapariciones y riesgos. De hecho, junto a las noticias de las llegadas y rescates asoman otras denuncias por desapariciones de marroquíes que salieron a nado o en kayak de sus ciudades de origen sin que nada se haya sabido de ellos. Integran la parte más dramática de una inmigración silenciosa pero constante.
Ciudades del norte de Marruecos en la UCI
La pandemia está haciendo estragos también en Marruecos. Las ciudades del norte viven atrapados en una UCI, sin futuro y sin trabajo desde el cierre de la frontera del que vivían muchas familias. Esto tiene como consecuencia directa la escapada de cualquier forma, sin miramiento y sin contemplar riesgos.
Los servicios de la Guardia Civil y de Salvamento Marítimo se están centrando casi en exclusiva en este tipo de traslados. Mientras, en Ceuta se sigue manteniendo la nave del Tarajal para su acogida y el viejo hospital para el cumplimiento de la cuarentena, aunque en este último caso su capacidad se ve desbordada por los picos de presión que se van produciendo.