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Las retenciones masivas que volvieron a repetirse están afectando a toda la ciudadanía, que directa o indirectamente se ve perjudicada por su anómalo funcionamiento
Asma consiguió cruzar la frontera. Pasó en torno a las seis y media de la mañana, para ello había llegado a las cuatro para guardar cola en ese caótico e infernal espacio fronterizo en que se ha convertido el lado marroquí, en donde cientos de porteadores guardan noche para buscar su entrada por ‘Tarajal I’ ante el cierre del paso de mercancías. Asma pudo cumplir ayer con su trabajo como contratada en el hogar, dice que dos de sus compañeras ya no entran más a Ceuta, han perdido su contrato al no poder cumplir con un horario que depende de cómo funcione hoy la línea.
Durante todo el día volvieron a repetirse las escenas de presión en torno a la frontera, con acumulaciones de personas y vehículos, convertidos en una especie de ‘monstruo’ que termina devorando la operatividad de las fuerzas de seguridad, tanto Guardia Civil como Policía Nacional.
Poco a poco se fue permitiendo la entrada, combinada con cierres intermitentes de las puertas. Se registraron tensiones y enfrentamientos, los mismos que también tuvieron lugar en Melilla por boicot de los porteadores.
El bloqueo del porteo está derivando en un grave problema social, el que siempre fue temido pero nunca visibilizado de esta forma. Las consecuencias de lo que pasa en Tarajal las sufren muchos ciudadanos, ya no es un asunto que afecte solo a empresarios o comerciantes del bulto, ahora se traslada al día a día de muchas familias. Familias como la que ayer esperaba a Asma para que cuidara a tres menores y atendiera la casa de un matrimonio que trabaja.
Las fuerzas de seguridad están centrando su acción exclusivamente en la frontera. Ayer fueron alertados ante la presencia, muy lejos del cruce, de un grupo de 20 inmigrantes que fue retenido al final por Marruecos.