La miopía tan evidente, que tiene mucha gente, hace pensar en una ingente de cosas, que solo una persona puede llegar a digerir.
Esa que sabe de todos los “tragi y manejes”, que se están haciendo en esta singular aduana, entre dos países.
Aunque se desee, por ambas partes, que sea un mero espejismo y que se pudiera hacer un intercambio comercial entre ciudades vecinas.
Pero señores esto es una especulación, y tenemos datos fidedignos, donde se incorpora un actor, no nuevo, pero que es la pieza clave en la partida que se está realizando. Por un lado está Marruecos, por el otro España. Pero hay un híbrido que suele tener la sartén por el mango. Esas personas que gozan de tener dos pasaportes en la mano: el verde y el rojo.
Otros que teniendo la “panoja” en el bolsillo desean comprar cosas baratas del otro lado de esa frontera, que cada día se ve vas distante, a pesar de saberse dónde está. Allí en el Tarajal.
Las formalidades previenen de las alertas sanitarias, es decir, Sanidad Exterior, pero eso está más que olvidado por nosotros los ciudadanos caballas, que estamos enlazados desde hace muchos años, con el grado, que se vea reflejado: consanguíneo, amistad, convivencia entre ciudades y otras necesidades que muchos leerán entre líneas.
Otros añoran ese pescadito fresquito que siempre estaba a nuestro alcance por poco dinero, y que si no fuera por los nuevos inconvenientes estaríamos todos saciados de nuestros más preciados: conchas finas, boquerón, y todo tipo de pescados que puedan dan placer al más delicado de los sibaritas. Pero no hay que olvidar a esos hombres que hacen y deshacen a su antojo. Esos policías marroquíes, que tienen la facultad de ver, o no ver, durante período de tiempo de sus guardias.
Ni las ideas más angelicales de nuestros políticos pueden con todo ello.
Y mientras tanto, y aquí creo que viene la “madre del cordero”, nuestras autoridades ponen un freno a la entrada de cosas a nuestra querida Ciudad Autónoma de Ceuta, pero ¿sabéis para qué?.
Para que nuestra propia industria, es decir, nuestro sector primordial, pueda tener ese alcance para que nosotros, los caballas, también podamos gozar de empleo.
Por qué si traen pan por un tubo, esto supondrá el cierre de panaderías, y si traen lo que deseen nuestros queridos conciudadanos, fomentará el cierre de otras actividades que ahora están soportando un poco de vigor comercial, aunque sea con esa elevada subida de precios.
La inflación nos está comiendo, pero esto es otra cosa. Muchas mujeres me dicen que con lo que le dan por sus pensiones deben de ir al Magreb para ahorrarse esos dineros, que le dan en España. Pues por un lado llevan razón, pero por otro, piensan que lo que te dan es poco, pues hija debes de intentar cotizar que es bueno para tu jubilación, y te digo más, los que verdaderamente necesitan algo, también le dan las distintas organizaciones, ONGs, etc., pero deben de cortarse de ir con sus flamantes coches a recogerlo.
En fin si el país donde vives te da algo, gastatelo en él. Una Aduana Comercial, era lo que nos vendieron.
Pero observando que se llevaron del lugar al veterinario, era como decir que intentaban dar un caramelito a una “serpiente Cascabel”, ¿quién creyó en algún momento está promesa?.
Las elecciones están a la vuelta de la esquina, y podría haber algún milagro pero viendo cómo va el tema, creo que jamás habrá un acuerdo entre dos mundos.
Uno de gente con cerebro, que saben lo que quieren.
Tener más gente acogida a unos privilegios, que lo han trabajado nuestros queridos y sacrificados españolitos, y tener esa sanidad pública y gratuita y todas las pensiones habidas y por haber. No me extraña de bien llamado : “efecto llamada”. De quitarse de en medio a esa gente joven que tiene, este país, Marruecos.
Y pensar en enriquecerse, poco a poco a través de sus exportaciones, de sus frutas, verduras, aceite de oliva y entre medios un buen alijo de ese producto estelar que es el “hachís”. Con paciencia y tranquilidad...
En fin que si ponemos unos topes no es por ganas de fastidiar, es para que no seamos un poco más tonto de lo que somos
Y además cada uno debe de barrer para su casa, y ya veo que mucha gente tienen esa peculiaridad de tener dos pasaportes y no saber más que protestar para sacar del fuego unas palabras nuevas que van desde el “racismo”, hasta decir que son maltratados por un país de Quijotes, que no es más tonto porque no se entrena.
Buscar soluciones equivale a ser neutral, no a ser parcial. Y más cuando a sabiendas, y en las manos y vista de todos los que utilizan el pasillo de entrada hacia Marruecos, ven como son registrados con suma pulcritud y si encuentran algo que pueda delatar que ha sido comprado en algún establecimiento comercial de Ceuta son incautados y quitados, sin permitir la entrada, como auguró en su día aquel comunicado del otro lado de la frontera: “ni un yogur”.
Y esto hace que nuestra tan delicada economía haya repercutido en las compras que sabemos que hacían los hombres y mujeres que se podían dar el lujo de hacerlo. Pero de esto no habla nadie, ya que no tienen los suficientes arreos para hacerlo.
Solo de una aduana, la española, que tiene sus normas y que pelean sus componentes por sacar su digno sueldo, en una peonada, que muchas veces repercute en la moral del Guardia Civil al escuchar tantos improperios contra su persona, por guardar las normas que le han dado sus jefes, y como resguardo fiscal que son.