La frontera del Tarajal se ha despertado bloqueada por miles de personas que quieren entrar en Ceuta y que se topan con los controles extremos que se están llevando a cabo en el Puente Internacional. Esta orden persigue evitar las avalanchas e impedir que porteadores que no han cruzado por ‘Tarajal II’ entren por la aduana. A ellos se les responsabiliza de las algaradas que se producen todas las tardes en los intentos por sacar a
Marruecos el bulto textil. Solo se permite el acceso de quienes presenten permiso de residencia o de trabajo. Los demás se quedan en el lado marroquí, entre gritos de protestas y quejas. La frontera va sufriendo cierres intermitentes y las comunicaciones son muy lentas.
Esta situación es la que se va a repetir a diario. Se quiere reordenar los flujos e impedir que entren personas que dicen trabajar en casas de Ceuta pero no tienen seguro ni permiso legal para ello. Se sospecha que la amplia mayoría se dedica al traslado de bultos por la tarde, lo que está generando una problemática sin control que ha terminado por desbordar a las fuerzas de seguridad españolas. Las peores escenas se están registrando en el lado marroquí, debido a la acumulación de hombres y mujeres que no se retiran del lugar y que tienen como única intención cruzar a Ceuta en cuanto puedan. Las fuerzas de seguridad tienen orden, no obstante, de no rebajar estos controles. El Tarajal se presenta como una línea fronteriza blindada, bloqueada como única, buscándose por parte de la autoridad instaurar un orden en donde durante muchos años lleva gobernando el caos. Mientras Marruecos mueve ficha para hacer desaparecer un comercio denominado atípico pero a sabiendas de que tendrá que dar un futuro a las miles de personas que viven del tráfico de bultos entre ambos países.