Desorden a uno y a otro lado de la frontera de Ceuta.
La autorregulación del tránsito de mercancías dentro del polígono ha dado este jueves resultados como éste.
Avalanchas, que han vuelto a desbordar el dispositivo de Seguridad Privada que se despliega, también, dentro de los polígonos, pese a que han sido contratados por la Ciudad solo para el control del filtro de Servicios Tributarios.
Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han sacado músculo ante la fundada amenaza de avalancha, a través de la frontera, que se ha fraguado durante toda la mañana en el lado marroquí.
El GRS de la Guardia Civil en la Aduana, y la UPR de la Policía Nacional en el interior, han blindado el paso fronterizo ante la aglomeración de personas, muchos de ellos porteadores, cuyo acceso a Ceuta por el Tarajal II ha estado vetado a partir de las diez y media de la mañana. Una tensión no exenta de violencia por el elevado número de porteadores acumulados en la Aduana marroquí.
Por segundo día consecutivo, los cierres intermitentes del paso para dosificar la entrada, sobre todo del tráfico rodado, ha provocado molestias y largas esperas a quienes, con la documentación en regla, han tenido que cruzar a Ceuta esta mañana por motivos laborales, razones educativas, asistencia sanitaria o, simplemente, por turismo.
Este despliegue ha coincidido con una expulsión a Marruecos de inmigrantes interceptados en territorio español. Varios de los indocumentados ha sido conducidos de un furgón de la Policía Nacional al autobús que les ha trasladado hasta el país vecino.
De vuelta a los polígonos, los vigilantes, con la ayuda de algunos colaboradores, han contenido la riada humana echando el cierre de la puerta que conduce a los arcos, y cuyo cometido, consiste en que los bultos se ajusten a las medidas de 60x40 centímetros. Algo que muchas veces es difícil de creer por su aparente volumen.
Fuera, la UIP de la Policía Nacional ha observado, sin intervenir, cómo ha estallado el desorden en las filas de porteadores.