Conocí a Francisco Muñoz Aguilar hace muchos años. Eran tiempos difíciles, tan difíciles que los afiliados despotricaban del movimiento asociativo por el terror que les causaba la simple sospecha de los mandos a que pertenecieran a ella. No existía ninguna asociación de guardias civiles, sólo el Sindicato Unificado de la Guardia Civil -conocido como sindicato clandestino- y la Unión Democrática de Guardia Civiles, ambas lideradas por Manuel Rosa Recuerda ‘el cabo Rosa’.
Paco estaba destinado en Melilla, pero era muy conocido en el movimiento asociativo por su compromiso en defensa de los derechos de los guardias civiles y por sus muchas travesuras. Defendía tener un día libre a la semana para poder conciliar la vida laboral y familiar; que se acabaran los arrestos de pérdida de libertad por sanciones administrativas; defendía el derecho de asociación y la libertad de circulación como todos los españoles. Eso lo convertía en un elemento peligroso para la Guardia Civil de aquellos años. Lo convertía en un mal guardia civil.
Podría hacer un relato mas extenso de todas las reivindicaciones, pero estoy escribiendo de memoria. Defendía públicamente todos y cada uno de los derechos que ahora tenemos gracias a gente como él. Defendía el derecho de asociación en la Guardia Civil y muchos de los que nos perseguían están afiliados en la actualidad. Parece que no se equivocó, que los equivocados eran otros, aunque nunca pidieron perdón.
Cuando pasó destinado a Ceuta me lo presentó Eloy Verdugo, representante de la Unión General de Trabajadores. Era el protocolo que existía para evitar filtraciones y ser detenido por pertenecer a una asociación de Guardias Civiles. Pensaba que Paco sería una persona más de las que te encuentras en el camino, nunca que llegaría a admirarlo, porque difícilmente se encuentra a una persona tan solidaria, responsable, honrada y comprometida.
Desde ese momento anduvimos juntos muchos caminos, organizamos las primeras concentraciones y manifestaciones de cónyuges de guardias civiles y de guardias civiles para reivindicar el derecho de asociación en la Benemérita. Paco organizó la primera y única concentración de guardias civiles en la puerta de la Comandancia de Ceuta. Me acompañó a todas las declaraciones de mi expediente por falta muy grave por la manifestación del 20 de enero en Madrid. Podría destacar muchos momentos, pero uno quedará para la historia de la Guardia Civil, porque conseguimos celebrar la primera reunión de una asociación profesional de guardias civiles en una Comandancia. Ceuta fue la pionera, la primera y no fue por casualidad, fue porque aquí estaba Paco.
"Hemos sufrido muchas persecuciones, pero tener a Paco como amigo me recompensa con creces el sacrificio. La asociación me ha dado un hermano, el privilegio de conocer a una persona con principios”
Ayer recordábamos a todos los compañeros que comenzamos el camino, unos con más compromiso que otros, pero todos pusimos nuestro granito de arena para conquistar derechos que se nos negaban. Nos acordamos de los buenos momentos que pasamos con Vicente y de todos los que pusieron su granito de arena en recorrer este duro camino, porque en Ceuta muchos empujaron este carro en sus comienzos. Ambos coincidimos en que queda mucho camino que recorrer, pero también coincidimos que dentro de unos años se conquistarán, porque los guardias civiles no estamos dispuestos a ser la cenicienta de los cuerpos de seguridad.
Paco ha cumplido 65 años, la edad de pase a retiro. Será unos de los miles de guardias civiles que cuando terminan su vida laboral sufrirá la injusticia de tener una pensión menor que los policías autónomos y locales, que pagará más por los medicamentos, pero no tirará la toalla, seguirá luchando y revindicando una pensión digna para todos los guardias civiles. Me dijo que ahora podrá largar lo que desee, que será un ciudadano más, que dirá verdades como puños, que no lo podrán callar. Eso me dijo y como lo conozco sé que no parará hasta conseguirlo. Pensaba que se retiraría y me dejaría tranquilo, pero es un joven rockero de la Guardia Civil y los rockeros no se retiran.
Muchos compañeros me han preguntado: ¿ha merecido la pena? Siempre respondo lo mismo, hemos dedicado muchas horas a esta tarea; muchos sacrificios personales, familiares, profesionales y muy malos momentos, hemos sufrido persecuciones, pero tener a Paco como amigo me recompensa con creces el sacrificio. La asociación me ha dado un hermano, el privilegio de conocer a una persona con principios, dignidad, que no se resigna ante una injusticia y mucho menos si esa va dirigida contra él. Es una persona irrepetible, especial. Tenerlo como amigo es la mayor condecoración que se puede recibir. Un privilegio reservado para las personas con principios.