Ingesa consideró que ayer lo importante era contar en un vídeo cómo hay que entrar desde este lunes en el centro de salud del Tarajal. Consideró que era lo más relevante y por ello remitió a los medios una guía. Pero calló, guardó silencio, miró hacia otro lado con la publicación de un padre que tuvo que esperar horas a que su niño, con autismo, fuera atendido en el hospital. Es la segunda denuncia en menos de 48 horas por lo mismo. La segunda que ha salido a la luz porque ya saben, muchos padres ni siquiera trasladan lo que sufren a los medios de comunicación para no pasar por la doble indignación de ni siquiera recibir una respuesta de quien debe darla.
Indignante es ver a una familia con un niño de 6 años que tiene que estar esperando horas durmiendo en el pasillo para ser atendido. Todo ello sin que este pedazo de hospital que tenemos disponga de un protocolo para evitar que niños con autismo incrementen su sufrimiento con este tipo de adversidades.
Que pena que la ministra de Sanidad no haya venido a Ceuta solo unos días después y no haya acudido al hospital para ver de qué manera se gestiona la atención a niños con unas necesidades específicas que no tienen por qué pasar por estos extremos. Solo con mostrar algo de interés se evitarían estas vergüenzas.
Tras la denuncia Ingesa ha optado por la actitud cobarde que se estila en otras administraciones. Cobarde y pasota. Se aferran a la ley del silencio y ni siquiera salen a la luz pública para anunciar cambios y reconocer errores.
Este Ingesa fantasma se dedica a eso, a callar. Lo hace con todo. A su máximo representante solo lo veíamos en los vídeos enlatados que remitía a los medios en tiempos de covid para contar su película, después ha desaparecido y ha evitado pronunciarse sobre lo que realmente importa. Pero ojo, calla Ingesa y callan las demás, porque aquí no viene ninguna administración con responsabilidad a exigir respuestas o a preocuparse por lo que sucede.
Yo me quedo con la fotografía que ilustra el artículo de Juanjo Oliva, esa imagen de ese padre con su niño que estuvo durante cinco horas en el pasillo esperando para que le atendieran.
No es justo, no es normal que se permitan estas situaciones. No es junto, no es normal que nadie hable. No es justo, no es normal que se mire hacia otro lado porque no nos toca a nosotros.
Lopera, solo le gusta recibir a los Ministr@s. de lo demás pasa, ya sabe que le queda muy poquito. Esperemos que no ocupe mas este cargo.