El flautista de Hamelín libró a sus habitantes de la plaga de ratas a golpe de música. Tras aquel mensaje infantil recogido en los cuentos que nos leían de pequeños estaba la moraleja de la importancia de cumplir las promesas, del valor que debía tener la palabra. Miren lo importante que es una buena flauta en la vida, protagonista de cuentos que nos enseñan a ser personas correctas tanto para cumplir la promesa dada como para no ir engañando por la vida.
Porque no hay nada peor que la traición y la mentira. Nada peor. Fíjense lo que le hicieron al famoso flautista… no se olviden nunca de ese cuento.
A la flauta, por tanto, hay que darle su sitio, su importancia. Por eso mismo no hay que tomarse a cachondeo la alegación presentada por el PSOE que pide una partida de 12.300 euros que sirva para dar continuidad al Premio Nacional Ceuta Flauta.
Seguro que recuerdan el éxito de su primera edición. Me parece incluso que Ceuta es un referente cultural por la flauta, por ese premio y por la asociación Instituto Mediterráneo de Culturas que lo organizó.
Una asociación que va de la mano del exjefe de gabinete de Vivas, Francisco Javier Sánchez Paris, tan sagaz para todo: para certámenes de acuarela, para promocionar botellitas de aceite de Jaén en los hoteles o para el fomento de la cultura gracias a la flauta. Por eso no ha pasado desapercibido en el despacho socialista, que si no me equivoco sigue ubicado en la sede de Daoiz. Debería al menos.
El PSOE considera que entre las prioridades de esta ciudad está la de garantizar una segunda edición del Premio Nacional Ceuta Flauta por “esencial” y para potenciar la imagen en Ceuta. ¡Cómo no se nos había ocurrido antes!
Miren que tenemos problemas en la ciudad, yacimientos que potenciar, preocupaciones que calmar y hasta ahora no nos habíamos preocupado de la flauta, del certamen, del futuro de Ceuta y de cómo hay que cuidar la palabra dada como nos enseñó Hamelín.
Todo un acierto. Enhorabuena.