El Ministerio Fiscal ha presentado escrito de calificación solicitando la pena máxima para los
dos menores detenidos en Ceuta por su implicación en el crimen de Mohamed Alí cuyos restos fueron encontrados en
García Aldave constatándose ya de manera oficial que eran los de este joven. Fiscalía considera que ambos son responsables en calidad de autores de un
delito de asesinato, de acuerdo con el escrito al que ha tenido acceso El Faro de Ceuta. Así, para Ahmed A.O. solicita que se le imponga una pena de 8 años de internamiento en centro cerrado y otros 5 de libertad vigilada. Para Soraya M.B., que en el momento de producirse el crimen era menor de edad, solicita una medida de internamiento en centro cerrado de 7 años y 6 meses además de otros 5 años de libertad vigilada. Son las penas máximas recogidas en la Ley de responsabilidad penal del
Menor para este tipo de delitos. La única calificación provisional por parte de la acusación que se ha presentado por este crimen ha sido la del Ministerio Público. El procedimiento penal que se sigue contra el otro de los investigados, Enrique L., sigue un camino distinto al tratarse de un adulto y no un menor de edad. En este caso la calificación todavía no se conoce y será presentado por la fiscal del
Juzgado de Instrucción número 4.
La implicación de los dos detenidos afectados por la Ley del Menor
El Ministerio Fiscal considera que ambos participaron en el crimen de Mohamed Alí, desempeñando sus distintos roles de mutuo acuerdo. Así, de acuerdo con la reconstrucción presentada, sobre las 18:00 horas del 13 de enero de 2022 quedaron junto al adulto investigado en el entorno del
IES Siete Colinas, en el Polígono Virgen de África, y con quien decían era su amigo aunque finalmente se convirtió en víctima de esta auténtica tragedia. Habían quedado para discutir sobre unos vídeos que Mohamed Alí tenía de uno de los menores y que este no quería que trascendieran, por lo que pretendían eliminar su rastro. Esa pretensión fue la que llevó a la comisión del crimen sobre el que se guardó silencio durante un año. Considera el Ministerio Fiscal en base a las investigaciones practicadas
por la Policía Nacional, que sobre las 19:30 horas de ese día, tras haber dado vueltas por la ciudad en el coche de Enrique L., emprendieron rumbo al Monte de la Tortuga en donde se produciría una discusión. Con ánimo de menoscabar la integridad física de la víctima, los menores le golpearon usando para ello un palo y un bate de béisbol. Posteriormente se produciría otra segunda agresión en el entorno de García Aldave, en donde murió Mohamed Alí y en donde lo dejaron abandonado.
Asesinato, la víctima intentó escapar y no pudo defenderse
La víctima trató de huir, recibiendo varios golpes en distintas partes del cuerpo así como en la cabeza. No pudo defenderse en ningún momento, por eso los hechos son calificados de asesinato. Los implicados lo dejaron abandonado ocultando durante prácticamente un año que se había cometido el crimen. Los
análisis de los restos realizados por forenses han podido constatar que esos huesos eran de Mohamed Alí además de que
la víctima sufrió lesiones, algo que ha sido recogido en los informes oficiales cuyo contenido fue adelantado por este periódico.
La diferencia entre el papel activo del asesinato desarrollado por cada menor radica en que en el caso de la joven sí confesó dónde estaba el cadáver. Lo hizo el 30 de enero de 2023 mientras la Policía Nacional realizaba diligencias de averiguación de los hechos. Desde el 1 de febrero ambos están internos en el centro de reforma de Punta Blanca.
La investigación de la UDYCO hasta el final
La investigación llevada a cabo por la UDYCO sirvió para esclarecer lo que fue un crimen planificado y sobre el que los detenidos guardaron silencio hasta que la labor policial no dejaba más salida que la confesión. Cuando la madre de Mohamed Alí, Asma,
denunció la desaparición de su hijo y lideró las batidas en su búsqueda, el joven ya estaba muerto y los implicados además de conocer este extremo nunca confesaron los hechos e incluso participaron en las labores de búsqueda a las que acudían los medios de comunicación. Meses después del asesinato, la única mujer detenida confesó a otros amigos lo que había pasado. Lo hizo en una fiesta y aquello sirvió para reactivar el caso que había quedado dormido, que no cerrado, por parte de la Policía.