Lo que dice la nota remitida por el Ministerio Fiscal a la Ciudad es que en dos meses tienen que cerrar el centro advirtiéndoles de que si no se cumple ese plazo se pedirá al fiscal jefe del TSJA y a la Fiscal de Sala de Menores del Tribunal Supremo que inicien un procedimiento para el cierre judicial del centro.
Así que la Ciudad se tiene que poner las pilas y acatar las órdenes que no son más que una ratificación de la ristra de advertencias que se han estado dando hasta la fecha desde diferentes instancias.
Fue el pasado julio cuando coincidiendo con la visita de la secretaria de Estado de inmigración, Anna Terrón, se lanzó una seria advertencia a la institución municipal sobre las graves deficiencias que presentaba el centro, instándoles a la adopción de unas medidas paliativas inmediatas. Del Defensor del Pueblo vinieron muchas más advertencias y de mayor gravedad, ya que se criticaba duramente el tipo de centro en el que estaban los menores marroquíes no acompañados.
El portavoz del Gobierno, Guillermo Martínez, sentenció ayer, al término del Consejo, que se está trabajando para encontrar una ubicación para estos menores y que para ello existen varias alternativas en estos momentos. Lo cierto es que la Ciudad no publicita cuáles son esas alternativas porque, de entrada, no quiere toparse con un revuelo vecinal como el ocurrido cuando se supo que el albergue de Hadú iba a utilizarse como nuevo centro de acogida. Fuentes de la institución municipal han dicho que se optaría por buscar algún lugar alejado del centro.
¿Qué es lo que dijo el Defensor?
En el último informe hecho el pasado mes de febrero por el Defensor se apuntaba claramente que el centro del Hacho no reunía las “condiciones mínimas” para “albergar y efectuar una labor educativa" dirigida a los menores, por lo que instaba a subsanar los fallos y, entre otras actuaciones, “resolverse de modo inmediato la situación en la que se encuentran los servicios". En el informe se citaba la “insalubridad existente derivada de la suciedad que se ha constatado y que resulta inaceptable".
En datos
Un parcheo que nació a finales de los años 90
La Ciudad se topó con la problemática de los MENA en plena campaña electoral y con el desembarco del grupo GIL. Se buscó de la noche a la mañana una casa militar apartada del centro, que es la que todavía sirve para la acogida de estos menores. Desde el principio no reunía las condiciones ya que era una casa de verano usada por un mando militar que se transformó en centro.
Advertencias
Las primeras en poner el grito en el cielo fueron las oenegés que comenzaron con las denuncias por la mala situación de los menores. Después dichas quejas fueron continuadas por otras instancias como la del Defensor del Pueblo. Así durante años hasta que se ha conocido este ultimátum.
Presión
Va oscilando pasando por fases más o menos críticas. Se ha llegado a picos de ocupación de más de 140 menores. Todos acogidos en un centro que no reúne las condiciones básicas y cuyos barracones en donde duermen los menores no presentan las características básicas para servir de centro de acogida.
Alternativas
La Ciudad ha variado las alternativas ofrecidas a ‘La Esperanza’. Las más reciente fue la utilización del albergue de Hadú que terminó desechándose porque, decían, la reforma de la obra para adecuarla a la nueva función era cara. También, aunque nunca se dijo oficialmente, influyó la presión de los vecinos que se plantaron en un ‘No a los MENA’. Después se anunció la construcción de un centro con cargo a los presupuestos de 2012 y ahora lo que se tiene que buscar es una alternativa rápida para facilitar la acogida de los más de cien niños y adolescentes que se encuentran en la antigua casa militar.