Todo ha cambiado en el ámbito internacional de la civilización que se ha dado en llamar «Occidental»; y, lo que estaba arriba se halla ahora abajo; y, lo que estaba abajo se encuentra arriba. Lo ocurrido el domingo en el «despacho oval» de la Casa Blanca; con una cacería –a todas luces premeditada- contra Zelenski (Presidente de Ucrania), no tiene paragón ni se recuerda un hecho tan bochornoso del trato dado a un presidente de un país amigo invitado expreso por un presidente de EEUU.
El trato dado a Zelenski fue de tal magnitud que rompe cualquier norma de cortesía que debe de prevalecer por encima de cualquier discrepancia. Porque el presidente de cualquier país es el representante de esa nación invitada, y cualquier insulto a su presidente se hace extensible a todos los ciudadanos de ese país en cuestión.
Nada justifica tan desdeñable comportamiento del presidente y vicepresidente y de la prensa que acompañaba a la cita, que como botón de muestra de la atmosfera del grado estupidez que se cernía sobre el famoso despacho oval, uno de los periodistas allí presente, preguntó a Zelenski: ¿Por qué no llevaba un traje a la reunión? Y, uno se pregunta: ¿cómo es posible que un periodista invitado a esta importante reunión donde se está jugando el destino de una guerra que ya ha causado miles de muertos tras la invasión de Rusia a Ucrania, pueda interpelar al invitado con una pregunta totalmente irrelevante y que sólo buscó de una manera torticera tratar de ridiculizar al mandatario de Kiev, que con su vestimenta trata de simbolizar los miles de ucranianos que entregan su vida luchando en las trincheras por la libertad y la integridad de su país ante las columnas de carros de combate sitiando Kiev para imponer un gobierno títere afín a los intereses de Moscú?
Resultó patética la actuación del vicepresidente instando con insistencia a Zelenski a que diera las gracias por la ayuda recibida y que no trajera en cartera una postura de paz sin ninguna contraprestación posible; y sólo, a lo que el Kremlin quiera imponer de quedarse con todas las provincias arrebatadas que supone el 20% del territorio; como así mismo, firmar la explotación del 50% de la «tierras raras» sin que haya otra opción, ni otra forma de negociarse estas cuestiones.
Sí; es el fin de la civilización de Occidente, donde EEUU a pesar de tener la marca de ser un imperio, siempre tuvo la imagen benefactora de ayudar a los pueblos en la conquista de la democracia y la libertad; y, apoyar sus economías como la puesta en marcha de plan Marshall (*) para los maltrechos países europeos después de la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, esta imagen ha llegado a su término con la devastadora política de «aranceles» que Trump ha impuesto a lo largo y ancho de todas las naciones del mundo. Y, trayendo con ello, una guerra comercial propia de otras épocas donde el comercio no ofrecía la pluralidad de tantos intercambios; que al cabo, diera tantos beneficios en los balances y cuentas comerciales.
Trump ha rediseñando la política de alianzas de EEUU, y ahora prefiere desplegar unas estrategias geopolíticas junto a Rusia, a mantener las tradicionales relaciones con los países europeos que surgieron a partir del final de la contienda mundial.
La Unión Europea ha quedado sorprendida y desubicada, pues apoyar a Rusia, a pesar de ser la nación invasora que mandó sus tantas contra Kiev, no se sostiene de cara a los acontecimientos acaecidos; sin embargo, los EEUU ha perdido su perspectiva histórica y se ha echado en manos de Putin en aras de un nuevo orden mundial que le dé unos supuestos beneficios económicos, a pesar de que ello conlleva una traición a la política de colaboración y amistad que se ha ido construyendo a lo largo de la última centuria…
Nada es lo que parece, y lo que está arriba ahora está abajo; sin embargo, la naturaleza de las cosas no puede cambiarse de la noche a la mañana; y ni siquiera por la falta de cordura del presidente Trump y la mezquindad de su equipo de gobierno. Todo aquello que tanto costó aunar y coser con hilo indeleble, no puede romperse por una Administración que no alcanza a ver más allá del Despacho Oval de un presidente mermado en la honestidad necesaria para ser un dirigente que lleve a buen término los destinos del mundo…
Todos los líderes del mundo libre han cuestionado duramente el espectáculo bochornoso que tuvo lugar en el Despacho Oval de la Casa Blanca, que como una jauría humana arremetieron llenos de odios contra Zelenski, presidente, vicepresidente y periodistas de Estados Unidos.
A tal punto que Lula da Silva, presidente de Brasil, ha criticado expreso este reprochable comportamiento, en una entrevista de los medios de comunicación, a saber: «Zelensky fue humillado y maltratado. Nunca se ha visto una escena tan grotesca, tan irrespetuosa como tuvo lugar en el “Despacho Oval” de la Casa Blanca. Sinceramente, creo que hay una parte de la sociedad que vive de faltar el respeto a los demás. Y, no podemos hablar de democracia si no hay respeto por los demás seres humanos».
(*) Plan Marshall
-El Plan Marshall fue un programa que Estados Unidos impulsó para ayudar a los países europeos a recuperarse de la destrucción provocada por la Segunda Guerra Mundial. Fue presentado en 1947 por el secretario de Estado, George Marshall, y aunque su nombre oficial era European Recovery Plan (‘Plan Europeo de Recuperación’), pronto se lo conoció como Plan Marshall.
En virtud de este plan, Estados Unidos ofreció asistencia técnica y administrativa a los países europeos, así como 13.000 millones de dólares para reactivar sus economías. En un inicio, la ayuda consistió en el envío de alimentos, combustible y maquinaria, y más tarde en inversiones en industria y préstamos a bajo interés. Los dos países que más asignaciones recibieron fueron el Reino Unido y Francia. Italia y Alemania también recibieron importantes ayudas, pese a que habían sido enemigos de Estados Unidos en la guerra.
Reconstruir la Europa de posguerra
-El Plan Marshall fue ideado por el Gobierno del presidente Harry Truman (1945-1953), durante cuyo mandato empezó la Guerra Fría. Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y la Unión Soviética empezaron a rivalizar por extender su influencia global. Truman lanzó la llamada doctrina Truman, que consistía en apoyar a los países de Europa occidental para evitar la expansión soviética por el continente. La doctrina se inauguró en 1947 dando apoyo militar a Grecia y Turquía, dos países en los que la URSS trataba de influir.
¿Qué fue la doctrina Truman?
-Como parte de esa estrategia, el Plan Marshall pretendía apoyar la reconstrucción de los países de Europa occidental para frenar a la URSS. Y dio resultados satisfactorios: En el Reino Unido aportó fondos para la reconstrucción de la infraestructura y de la economía en general, mientras que en Francia ayudó a estabilizar la economía y sentó las bases para la modernización y el crecimiento. En Alemania Occidental fue fundamental para el posterior “milagro económico alemán”, y en Italia contribuyó tanto a la recuperación económica como a la estabilización política, conteniendo el auge del comunismo.
El Plan Marshall también lo firmaron Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, Islandia, Dinamarca, Noruega, Suecia, Suiza, Austria, Grecia y Turquía. Todos estos países terminarían alineados con Estados Unidos en la Guerra Fría al entrar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), fundada en 1949. Además, para gestionar los fondos crearon la Organización Europea para la Cooperación Económica, base de la futura Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
-En cuanto a organizaciones, el Plan Marshall tuvo su contrapartida comunista con el Consejo de Ayuda Económica Mutua (Comecon), fundado en 1949. El objetivo era promover la cooperación económica y la integración entre los países comunistas auspiciados por la URSS. Sus miembros serían Albania, Alemania Oriental, Bulgaria, Checoslovaquia, Cuba, Hungría, Mongolia, Polonia, Rumanía, la propia URSS y Vietnam. En el plano militar, Moscú contrarrestó a la OTAN liderando en 1955 la creación del Pacto de Varsovia con sus aliados en Europa, en una rivalidad que duraría hasta 1991. (Wikipedia).