Fernando Trujillo, profesor de la Facultad de Educación, Economía y Tecnología de la Universidad de Granada (UGR) en Ceuta, ha vuelto a ser elegido miembro del Consejo de Gobierno de la institución nazarí, en el que durante los próximos cuatro años representará al profesorado doctor permanente. En esta entrevista reflexiona sobre la necesidad de tener luces largas para planificar cómo conseguir que la ciudad pueda ofrecer una experiencia universitaria plena, así como para corregir los déficits educativos que ha ratificado PISA 2022 por causas profundas y multifactoriales.
¿Qué es el Consejo de Gobierno de la UGR?
Es el órgano colegiado más importante de la Universidad de Granada, el que aprueba sus Presupuestos, el que dio luz verde en diciembre a las dos nuevas titulaciones de posgrado que hemos pedido para el campus de Ceuta. Es importante estar. Antes han estado sobre todo los decanos y en la penúltima etapa también fui elegido. No es por ser de la ciudad autónoma, no es una cuota específica.
¿Le parecen bien ese tipo de cuotas?
A veces la hay y me parece interesante porque cuando te pones a competir con el profesorado de Granada no es fácil rascar los votos para estar representado. Ahora se va a crear una Comisión de Convivencia y Ceuta estará presente por cuota. También en la de adaptación de nuestros reglamentos a la nueva ley... Es importante porque es importante que en los Estatutos de la UGR haya una mirada ceutí y otra melillense.
¿El equipo del nuevo rector, Pedro Mercado, ha dado más importancia a esas dos miradas?
Yo diría que sí. Cumplió su compromiso de campaña de crear un Vicerrectorado específico para los campus de Ceuta y Melilla y su titular, Salvador del Barrio, viene regularmente a celebrar reuniones, a verse con todas las fuerzas vivas de la ciudad... Era importante y necesario, pero quizá hay que bajar más todavía y tener unidades y una oficina del Rectorado aquí, como otras universidades con campus en distintas ciudades.
"Es muy difícil desde Madrid entender qué es Ceuta y Melilla en profundidad. Todos tenemos experiencias de este tipo"
El programa de Mercado se comprometía a efectuar un diagnóstico de la situación de los campus norteafricanos en seis meses para tomar medidas en consecuencia.
Hay que vertebrar no ya el presente sino... Vamos a tener seis años, pero hagamos un plan estratégico que nos ilumine para 6, 15 o 20 años. El cortoplacismo en Educación no nos lleva a ningún lado. Hacer un plan estratégico serio para Ceuta y Melilla como ciudades universitarias es fundamental para identificar los activos que tenemos, las alianzas que deberían estar trazadas...
¿Cuáles son los principales desafíos que aprecia?
Como ciudad universitaria y como campus hay uno evidente que es el crecimiento en titulaciones y capacidad de atracción de alumnado. Eso nos lleva a otros. El problema del alojamiento es muy grave porque debemos ofrecer bienestar y tenemos un déficit de alumnado de la península. Estamos trabajando básicamente con estudiantes de la ciudad salvo en Enfermería.
Hay que lograr que estudiar aquí no sea un calvario...
El traslado, viajar a Ceuta, estar en Ceuta en términos de alojamiento y manutención... Pero también ofrecer una experiencia universitaria plena que pasa por deporte, conciertos, etcétera.
Tener una cafetería, por bajar a lo más mundano.
La manutención, la alimentación, no es algo menor. La cafetería del campus vuelve a estar cerrada y con problemas para resolverlo. Yo creo que no se va a resolver nunca porque hay un problema estructural: el consumo que genera es menor que los gastos. Si uno cuenta los meses de curso, el número de personas que somos y dónde estamos los cálculos no salen. Hay que empezar a valorar miradas alternativas... He sugerido un convenio y que los chicos y chicas del IES Almina puedan hacer ahí sus prácticas, reducir los horarios a momentos puntuales, hacer una especie de cafetería auxiliar dentro del propio edificio en espacios que no tengan una ocupación diaria...
"Necesitamos políticas que garanticen el bienestar y la convivencia y tampoco existen en Ceuta y Melilla"
¿Tiene alguna idea para el problema del alojamiento?
Es parecido. La residencia tiene problemas estructurales por su número de habitaciones y eso hay que resolverlo con miradas alternativas, pulsando si lo privado quiere invertir en Ceuta... Debemos saber dónde estamos porque es difícil atraer capital en todos los ámbitos. Convencer a alguien con los números que tenemos de estudiantes de la península de hacer una residencia no se vende con facilidad... A lo mejor hay que hacer estudios de mercado serios, pensar en viviendas en lugar de una residencia... Ceuta no es más difícil que otros territorios, pero exige más imaginación en todos los ámbitos.
Al menos aquí hay dinero.
Claro. Somos una ciudad con recursos en todos los sentidos. En el caso de la universidad también, con un presupuesto saneado que en los últimos años de la rectora Pilar Aranda ha permitido hacer inversiones importantes en inmobiliario justificadas. Somos una universidad con músculo en el marco de equilibrio precario que tienen todas.
El respaldo de la Ciudad es, comparado con el de Melilla, minúsculo.
Tiene margen de crecimiento. En Melilla la Ciudad pone más, pero tiene un problema de infraestructura que nosotros no porque contamos con un buen edificio. Ahora bien, un inmueble por sí mismo no atrae alumnado y si le añades los problemas de residencia y cafetería se convierte en un muñeco torpe. Melilla está creciendo en titulaciones sin infraestructuras, pero se pueden construir en un plazo relativamente corto. Crear una imagen de ciudad universitaria es un esfuerzo muy largo. Espero que eso se replique aquí y ahí tiene que haber una voluntad decidida. Tiene que haber una reflexión por parte de todos nuestros responsables políticos sobre qué tipo de ciudad quieren tener.
¿Qué reflexión le han motivado los resultados del alumnado caballa en PISA 2022?
El análisis de PISA es complejo. Lo primero que tenemos que decir es que las diferencias entre 2018 y 2022 no son escandalosas. En Lectura tenemos la misma puntuación con una pandemia de por medio. Eso, es cierto, puede significar que estábamos tan mal que no podríamos ir a peor, pero también que las medidas adoptadas en pandemia paliaron el posible descalabro. Hay varias lecturas posibles. Yo me quedaría con la de que no nos va a aportar grandes novedades aunque se han introducido elementos nuevos como mentalidad de crecimiento o acoso, que yo creo que es el gran tema en Ceuta o Melilla. En Matemáticas, Lectura o Ciencia la situación está clara: en la cola del país de manera consolidada. La pregunta no es qué dice PISA, sino a qué año vamos a esperar para tomar decisiones de política.
"La residencia tiene problemas estructurales por su número de habitaciones y eso hay que resolverlo con miradas alternativas"
¿Usted tiene claro por qué siempre estamos “en la cola”, como dice?
Por muchos factores. La lengua materna no tiene por qué ser un problema... Ahí está Cataluña, el País Vasco, Galicia... Lo que tiene que haber es una política lingüística. Son problemas multifactoriales: tenemos uno de índice económico y cultural de las familias difícil de resolver porque habría que resolver otros mayores muy importantes. Tenemos que jugar a la compensación, pero nuestra tasa de escolarización temprana de 0 a 3 años es la más baja y a partir de esa edad nos encontramos con ratios altas... Todo suma. En sociología tiene un nombre, el 'efecto Mateo'.
La desigualdad: “Al que tiene se le dará y tendrá en abundancia; pero al que no tiene incluso lo que tiene se le quitará”, como dice la Biblia.
En Sociología de la Educación se constata de manera bastante regular. El problema de Ceuta es que no tenemos ningún tipo de política que incida en la mejora educativa. Ni para mejorar el índice socioeconómico, que desde una perspectiva macro (umbral de pobreza, inserción laboral...) no mejora, ni para la escolarización temprana, ni de educación lingüística, ni de mejora de las Matemáticas...
Es cierto que ahora hay más docentes que nunca.
Hay más recursos, pero la cuestión es que necesitamos políticas para aprovecharlos. El caso más doloroso es la llamada de atención sobre el acoso que refleja PISA 2022, que cifra en un 10% el porcentaje de estudiantes que se sienten acosados. Es algo realmente grave. No hay aprendizaje cuando no hay bienestar, como en el trabajo. Necesitamos políticas que garanticen el bienestar y la convivencia y tampoco existen en Ceuta y Melilla. Esto reparte el problema entre todos los responsables políticos de los últimos veinte años.
¿Cuál es la de las familias, a las que a menudo se señala desde el sistema?
Es innegable, pero incluso si las familias hicieran dejación de responsabilidades la escuela debería tener políticas para ser eficaz. No vale decir que no hacen su papel para que la escuela no lo haga. Es como en un hospital: si una familia alimenta mal a un niño y tiene diabetes infantil la Sanidad no puede inhibirse porque haya entornos obesogénicos. Aunque haya causas sociales, económicas, etcétera, el endocrino debe trabajar con ese niño. Yo en Ceuta, y no hablo de la profesionalidad de los docentes, siento que no tenemos las políticas necesarias para que hagan bien su trabajo y esta es una ausencia que se prolonga demasiados años en el tiempo. Cuando se pongan esas políticas tendremos que esperar tres rondas de PISA para ver cambios porque en Educación son muy lentos.
"El problema del alojamiento es muy grave porque debemos ofrecer bienestar"
¿Usted cree que tenemos un colectivo docente desconectado de su alumnado?
Habrá profesionales de mayor y menor calidad, pero es el entorno el que no genera un enfoque útil para resolver los problemas reales. Solo si tuviéramos todos los elementos: un centro de formación del profesorado, programas bien evaluados, etcétera, podríamos señalar la profesionalidad... Lo podríamos decir sobre el acoso, Matemáticas, educación lingüística... Hay un déficit de políticas en una ciudad profundamente politizada. Aquí si hablas de cofradías o de pesca acabas hablando de política, pero en Educación no tenemos políticas.
¿Es la consecuencia de un modelo de gestión fracasado?
A lo mejor desde Madrid no se puede hacer política para territorios como Ceuta y Melilla. Hemos sufrido abandono en muchos temas. Todas las administraciones han gestionado a distancia y en muchos casos se ha maniatado a la direcciones provinciales con personas de aquí que conocían el terreno y con mucha voluntad de transformación. Es muy difícil desde Madrid entender qué es Ceuta y Melilla en profundidad. Todos tenemos experiencias de este tipo y tenemos un problema a resolver. El asunto es que si no lo hacemos la educación se convierte en una piedra más en los bolsillos de Ceuta junto al fronterizo, el económico, el social. El problema no es tener 400 puntos en Lectura o Matemáticas.
¿Cuál es el problema?
Haber onseguido que lo que debería ser palanca y ascensor social se convierta en un problema que nos va a exigir imaginación durante los próximos 10, 15 o 20 años. O iremos a una situación realmente complicada. No es sostenible que una ciudad tenga el 60% de su alumnado en el perfil más bajo de competencia matemática o lingüística... ¿Qué quiere decir eso para el futuro de Ceuta? Hay una correlación tan grande entre ese porcentaje y el de desempleo juvenil, el de pobreza... Nunca es causa-efecto, pero es tan llamativo que debe preocuparnos. Educación es uno de los ámbitos por donde se puede romper, pero hace falta voluntad política y repensar cosas con imaginación.
La desigualdad como problema de fondo
“El problema de Ceuta es que no tenemos ningún tipo de política que incida en la mejora educativa. Ni para mejorar el índice socioeconómico, que desde una perspectiva macro (umbral de pobreza, inserción laboral...) no mejora, ni para la escolarización temprana, ni de educación lingüística, ni de mejora de las Matemáticas... La lengua materna tiene por qué ser un problema... Ahí está Cataluña, el País Vasco, Galicia... Lo que tiene que haber es una política lingüística”