En mi último artículo sobre la evolución del mercado laboral en España, informábamos de que la cifra total de desempleados se situaba en 2.911.015, por debajo de la barrera psicológica de los 3 millones, y que esto estaba dentro de las previsiones de nuestros modelos estadísticos, tanto en esa cifra, como por sectores. Y también decíamos que los modelos estadísticos de predicción que venimos haciendo periódicamente nos indicaban que esta cifra bajaría en los próximos meses de forma importante, para disgusto de los agoreros del “fin del mundo”.
Pues bien, se han cumplido dichas predicciones una vez más. En concreto para el mes de marzo de 2023 situábamos el desempleo en un intervalo de entre 2,8 millones a 3 millones. Lo que finalmente ha resultado son 2.862.260 desempleados inscritos (48.755 menos que el mes anterior y 246.503 menos que hace un año). Y el número de afiliados medios a la Seguridad Social se sitúa en 20.376.552 trabajadores (206.410 más que el mes anterior). En la gráfica que mostramos a continuación, en la que se compara la evolución de desempleados inscritos con la de afiliados medios, desde 2001, se ve una simetría casi perfecta, en la que las subidas de afiliación se corresponden con bajadas de desempleo, lo que sería una evidencia de la robustez de estos datos estadísticos.
Hay varios datos importantes, que son la clave de este extraordinario comportamiento del mercado laboral, a juicio del primer sindicato del país, Comisiones Obreras. Primero. Se han firmado 615.674 contratos indefinidos en marzo, casi la mitad de todos los firmados. Segundo. El paro baja con fuerza, también en términos desestacionalizados. Tercero. Se acelera la creación e empleo, siendo marzo el mejor dato desde que hay registros, tanto en términos reales como en términos desestacionalizados, situándose la tasa de creación de empleo anual en el 2,7%.
Cuarto. El paro baja con más fuerza entre las mujeres que entre los hombres y el empleo de las mujeres también aumenta a una tasa superior a la de los hombres. Quinto. La cifra de contratos temporales se reduce un 40% respecto a la de hace un año.
Sin embargo, como casi siempre, algunos siguen poniendo peros. Y continúan con la falsa polémica de los fijos discontinuos, como si estos fueran los causantes de un supuesto “espejismo” contable. En el diario El país del pasado 5 de marzo, el economista Manuel Lago lo explica muy bien en un magnífico artículo. De la cifra de asalariados que da la Encuesta de Población Activa (EPA) apenas un 3,4% tenían un contrato de duración indefinida discontinua “… un peso sin la entidad necesaria para explicar la profunda transformación del empleo que se ha producido en el primer año de aplicación de la reforma laboral…”.
Pero es que además, tampoco es cierto que la transformación de los contratos temporales en indefinidos se esté realizando exclusivamente a través de los fijos discontinuos. Como explica en ese mismo artículo, el 86% del aumento del empleo en 2022 se debe a contratos indefinidos ordinarios y solo el 14% son indefinidos fijos discontinuos. En concreto, los datos de la Seguridad Social muestran que dos de cada tres nuevos fijos discontinuos en 2022 se concentran en hostelería, educación, comercio, agricultura y empresas de trabajo temporal (ETT).
Por tanto, como decíamos, un comportamiento extraordinario de la evolución del mercado laboral, del que todos debemos alegrarnos. Fundamentalmente, porque está llevando estabilidad y seguridad a millones de trabajadoras y trabajadores de nuestro país.