Cuando aún colean las acusaciones de “transfuguismo” contra los diputados de Ceuta Navil Rahal y Fidda Mustafa, con un presidente de la Gestora que invierte las horas en buscar la manera de “expulsar a los mercaderes del templo” y un PSOE que a nivel nacional ni siquiera ha confirmado el inicio del expediente a Rahal, se está ante la más esperpéntica situación de tener a un militante socialista (Mustafa es independiente) al que han apartado del Grupo Parlamentario en la Asamblea.
Rahal no ha pedido la baja del partido. Antes, siguiendo un proceso democrático, debería ser escuchado para explicar por qué votó a favor del expediente de modificación de crédito cuando ni siquiera ese apoyo, como el de Mustafa, eran necesarios para sacar adelante este punto.
También se tendrá que argumentar el motivo que dio pie a esa expulsión más allá del voto favorable al PP, así como el cambio de criterio de hasta en tres ocasiones sobre la inicial postura de apoyo que el 2 de mayo el Grupo trasladó a la consejera Kissy Chandiramani.
Lo que la Gestora ha tildado de “transfuguismo”, señalando como responsable del mismo al PP, es entendido como un “voto en conciencia” en el entorno de los ahora tildados en público de díscolos y con términos más graves en reuniones internas.
El acta y su reseña
“El asunto en cuestión es una decisión exclusiva del Partido Socialista Obrero Español. Ni yo, ni nadie de mi entorno, han tenido nada que ver en la” decisión “tomada por el citado partido”.
Quien insistió en que se dejara constancia de este comentario en el acta presentada a la Mesa fue el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, queriendo dar así una estudiada oficialidad.
No es una aseveración cualquiera. Tras la misma está la clara intención de evitar que se hiciera un uso de la institución y de la propia Mesa para ‘apadrinar’ o comulgar con la expulsión del Grupo Parlamentario Socialista de dos personas que ni siquiera han dado su versión en los foros internos del partido, en este caso una Gestora marcada por la temporalidad.
El escrito, presentado por el portavoz del Grupo, Sebastián Guerrero, recoge la comunicación de la expulsión de Rahal y Mustafa, concretando que el grupo queda constituido por los cuatro diputados restantes: Guerrero, Mohamed, León y Ahmed.
La Mesa, sin pronunciamiento ni valoración sobre un tema estrictamente político, toma conocimiento de los escritos, concluye la condición de diputados no adscritos de quien sigue siendo militante socialista y su compañera independiente, siguiendo lo recogido en el Reglamento.
Cuatro días después de la visualización de la crisis socialista, desde Madrid no ha habido ni una sola notificación oficial a los medios de comunicación sobre qué pasos van a seguirse ni siquiera qué tipo de sanciones podrían imponerse a ambos diputados que fueran distintas a una expulsión que, de hecho, ya ha sido ejecutada.