Hasta última hora no decidí acudir al partido entre nuestra querida Asociación Deportiva Ceuta y el Barcelona y me trasladé hasta el lugar que la directiva habilitó al inicio del Paseo del Revellín para adquirir mi entrada de gol al precio de cien euros. Cierto es que lo veía caro, pero no todos los días tenemos la oportunidad de ver un partido de esta importancia en el Alfonso Murube. Mil encajes tuve que hacer para desprenderme de los cien euros y estaba dándole vueltas a la cabeza mientras me aproximaba al campo media hora antes de su inicio, cuando el corazón comenzó a palpitarme a cien por hora, al comentarme algunos amigos que adquirieron la localidad por treinta euros en el caso de los fondos y de cincuenta en tribuna. ¿Cómo podía estar ocurriendo? ¿Qué estaba pasando? Mi indignación fue subiendo de tono y dentro del campo, mientras comentaba con otros conocidos las incidencias del juego, también salió a colación esta situación y todos ellos se mostraban enfadados, porque consideraban que se les había tomado el pelo.
A lo largo de la mañana del miércoles también me llegó la noticia de que en Castillejos algunos ceutíes que habían ido a realizar unas compras tuvieron la oportunidad de ver como también se estaban vendiendo entradas, pero no sueltas, sino verdaderos tacos. Mis sospechas me las prefiero guardar para mí.
Lo que sí solicito a la directiva de la Asociación Deportiva Ceuta que abra una investigación sobre estas ventas de entradas tan extrañas que se han producido en determinados puntos de nuestra ciudad.
Una investigación que vaya hasta las últimas consecuencias y que luego informen claramente sobre lo sucedido, porque fueron muchos los espectadores que se han sentido engañados: nada menos que quienes hayan pagado cien euros, mientras otros por treinta vieron el mismo espectáculo.
Aquí ha existido algo extraño que debe salir obligatoriamente a la luz pública e igualmente la misma Ciudad Autónoma debería exigir al club que no tenga reparos en la investigación, caiga quien caiga.