Cómo les gusta a algunos exhibir su solidaridad, mostrar el apoyo al pobre rememorando la Navidad que nos dejó Berlanga!. Que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, parece que a demasiados se les olvida.
Hubo un tiempo en el que a los niños pobres de Ceuta se les colocaba en el Ayuntamiento para darles juguetes mientras los medios de comunicación asistían a aquel acto público. Un buen día a alguien se le pasó por la cabeza que igual a ese niño pobre no le hacía gracia verse fotografiado junto a su regalo con marca de pobre y entonces aquello se dejó de hacer.
Ahora no invitan a los medios a asistir a la explosión de esa solidaridad pero los canallas ‘venden’ cómo ayudan a los demás y para ello buscan huecos en esas redes sociales que sirven para todo: para recoger protestas, para insultarnos y para difundir lo que unos agraciados ayudan a los que no lo son. Son así de sinvergüenzas.
La verdadera ayuda al necesitado no es esa que bebe de las sobras sino de lo que tú te quitas para que el otro sea algo más feliz. La empatía con quien tiene menos que tú radica en tratarlo como un igual, ayudarle a superar su situación y darle parte de lo que tú tienes en un acto íntimo bien alejado de esa promoción del rico bueno que usa al pobre como quien apadrina a un niño del África subsahariana y con eso se pone la chapa de misionero del mundo.
La Navidad saca lo peor de esa vena hipócrita, la saca a nivel individual y como ente. En nada llegarán las campañas de recogida de juguetes y alimentos que llevan a cabo esos mismos partidos políticos que son incapaces de mejorar la vida de los demás o de sacar adelante propuestas para el bien de todos y no solo de sus propios intereses.
Exhibirán sus regalos y comida de pobre para familias pobres y pasarán esta Navidad dándose tortas por aparecer en todos los actos benéficos y en todas los eventos en donde puedan sacar un beneficio al pobre.