Llega la segunda evaluación y volvemos a los exámenes de siempre: madrugones, noches en vela, cafés y cafeína a raudales. Estudiar es lo último.
Alumnos que el próximo año irán a la Universidad siguen cometiendo los errores de toda la vida y, ahora, agravados con las nuevas tecnologías que son utilizadas como fin y no como medio.
De no entender nada de nada a mezclar ideas inconexas que nada tienen que ver con lo que se pregunta.
Luego las nuevas formas de copiar cada vez más diversas: chuletas, pinganillos, teléfonos móviles, relojes y bolígrafos inteligentes, cambiazos de folio, etc.
Cuesta mucho inculcar que los exámenes son una prueba de madurez, de asimilación de contenidos, de comprensión y coordinación con otros contenidos anteriores.
La memoria es un arma de doble filo para afrontar estas pruebas: el típico loro que repite y repite, el que mezcla churras con merinas, el que no sabe qué se le está preguntando o el que cuenta una historia porque ha oído campanas y no sabe dónde.
Luego vienen las reclamaciones, los lloros, los padres, madres, hermanos mayores y abuelos. Mueven el mundo para aprobar; ese es el objetivo.
La LOMLOE no ha podido solucionar este mal endémico que nos persigue secula seculorum
¿Qué hacer? ¿ Cómo dar un giro Copernicano?
8 leyes educativas cada vez más rimbombantes no profundizan ni ofrecen alternativas. El examen siempre será el examen.
¿Y si el examen es todos los días? ¿Y si no avisamos, ni ponemos fecha en el calendario para evaluar? Algo habrá que inventar ya que " tantos doctores tiene la iglesia"
La LOMLOE empieza a hacer aguas y lleva muy poco tiempo navegando. Uno de sus " logros" es achicharrarnos a burocracia que produce asco docente y existencial. Somos perseguidos por la administración como bultos sospechosos.
Trabajar pruebas en las que los alumnos no tengan que acudir a una memoria absurda, que razonen las respuestas, que las justifiquen, que sean conscientes de lo que saben y lo que no saben.
Tendremos que empezar en las guarderías pues, como dicen los italianos:
"Chi va piano va lontano" ( quien va lento llega lejos).
Preguntarnos por el porvenir de nuestra enseñanza es preguntarnos por el porvenir de nuestra sociedad.