Durante varios años, cuando era profesor en la Universidad de Córdoba, impartí numerosos cursos y conferencias en diversos países hispanoamericanos. Uno de ellos fue Cuba y concretamente en las universidades de Camagüey y Sancti Spíritus. Por esta razón tuve ocasión de conocer estas ciudades y particularmente Camagüey. Independientemente de la actividad docente y por la vinculación familiar he permanecido muchas ocasiones en dicha ciudad y la considero parte de mis vivencias.
Creo que merece la pena hacer un recorrido por su historia, su patrimonio, su cultura y las innumerables anécdotas que tienen cabida en la tranquila ciudad del centro de Cuba. Antes de la Revolución fue una importante región ganadera y azucarera, sus gentes pueden ser calificadas como las del Valladolid del país por lo bien que hablan nuestro idioma y presumen de ello. Asimismo, sus mujeres tienen fama de ser de las más bellas de la isla y puedo dar fe de ello por lo que me corresponde ya que mi esposa -aunque nació circunstancialmente en La Habana- toda su vida vivió en Camagüey y se considera camagüeyana.
El día 2 de febrero de 1514 Diego Velázquez de Cuéllar, que dirigía el contingente colonizador español, fundó la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe en la zona donde ahora se encuentra el municipio de Nuevitas. Precisamente ese día, celebración de la Virgen de la Candelaria, ha motivado el origen de que la misma sea la patrona de la ciudad. Debido a diferentes causas, la ubicación sufrió varios traslados de localización hasta que en 1528 se asentó en el lugar actual. También cambió el nombre y se llamó Puerto Príncipe conservándolo hasta la independencia de España en 1898 en que fue bautizada con el actual de Camagüey. Sin duda es homenaje a un cacique indígena llamado Camagüebax que había regido por aquellos contornos. Anecdóticamente, en otro terreno, el diccionario de la RAE define camagüey como “Gallo de pelea de plumaje blanco y con alas meladas”.

Es la capital de la provincia de su propio nombre, la de mayor superficie de la nación y la de menor densidad poblacional. La ciudad es la tercera del país tras La Habana y Santiago. Se asienta fundamentalmente sobre un terreno llano, se encuentra a unos 550 km de La Habana y su población ronda los 300.000 habitantes.
He caminado muchas veces por el intrincado laberinto del trazado urbano de la zona histórica, repleto de callejones −se contabilizan más de sesenta− y plazuelas. Parece ser, según reza la tradición, que esa estructura no cuadriculada, se explica por la medida de protección tomada para prevenir a la población de las incursiones de piratas y bucaneros, intentando confundir a los mismos si arribaban a la ciudad. Los callejones, a pesar de tener una denominación oficial siguen siendo conocidos por la población con unos curiosos nombres, por ejemplo el callejón del Cura o del Silencio, el más estrecho de la ciudad y quizá del país con 1,40 m de ancho y 52 de largo o el de la Funda del Catre. La zona histórica fue declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 2008, es la más extensa del país y en 1980 había obtenido la calificación de Monumento Nacional.
Personaje emblemático de la ciudad de Camagüey, donde nació, fue el abogado Ignacio Agramonte, aunque su popularidad la alcanzó por su participación en la lucha independentista contra España. Participó en numerosas actividades independentistas e incluso colaboró en la redacción de una posible Constitución del país. Como importante figura en la lucha contra España fue nombrado Mayor General del Ejército Libertador y jefe de la División de Camagüey. A partir de entonces y en la actualidad es conocido como El Mayor y El Bayardo. Al frente sus tropas alcanzó éxitos en muchas batallas contra los militares españoles, pero el 11 de mayo de 1873 fue abatido con 32 años en Jimaguayú, una zona a unos 50 km de Camagüey. Sus vencedores trasladaron el cadáver al hospital San Juan de Dios de Puerto Príncipe, que era el nombre de la ciudad. Posteriormente, los propios españoles intentaron incinerarlo en el cementerio, pero posiblemente no fue posible hacerlo totalmente y su cadáver, con seguridad, sería arrojado a una fosa común, por lo que sus restos no han sido localizados. En el lugar donde se supone tuvo lugar la parcial incineración, en honor a su memoria, se ha colocado un Acta Capitular del Centro de Veteranos y del Ayuntamiento de Camagüey. En 1941 la Logia Masónica erigió un Panteón como simulado reposo de sus cenizas.
El Mayor Ignacio Agramonte es quizá el más representativo símbolo de la ciudad, con un parque, conservación de su casa natal como museo, calle, universidad y plaza de la Revolución con su nombre, numerosas referencias a su figura e incluso la adopción del término agramontino como gentilicio de sus habitantes.
La ciudad fue protagonista −ciertamente de una manera inesperada− de una histórica hazaña. El día 11 de junio de 1933 a las 15,39 tomó tierra en su aeropuerto el avión Breguet XIX, monomotor, sesquiplano, de nombre Cuatro Vientos, pilotado por los militares españoles Mariano Barberán y Joaquín Collar. Durante 39 horas y 55 minutos lo tripularon desde la ciudad de Sevilla, atravesando 7.895 km, realizando por primera vez esta ruta sobre el océano Atlántico sin escalas. La inicial idea había sido cubrir el trayecto desde Sevilla a La Habana, pero debido a unas circunstancias meteorológicas y a la escasez de combustible decidieron aterrizar en Camagüey. Verdaderamente constituyó un espectáculo para sus habitantes recibiendo y homenajeando a los pilotos españoles. El nombre de la ciudad quedó ligado, desde entonces, a la histórica travesía. Todo Camagüey lo considera un hecho trascendental y lo plasmaron en un conjunto monumental, placas conmemorativas y los nombres de los tripulantes en algunas calles. Incluso un hotel en la playa cercana de Santa Lucía se llama Cuatro Vientos. Lamentablemente, en la continuación del viaje de La Habana a México el avión desapareció con su tripulación y nunca fueron encontrados.
Hubert Matos fue maestro de escuela en Manzanillo y se incorporó al movimiento 26 de octubre combatiendo en las filas de Fidel Castro contra Batista. Fue nombrado comandante de la revolución y designado responsable de la misma en Camagüey tras el triunfo en enero de 1959. Discrepó con Fidel Castro por la orientación comunista que, a su juicio, estaba dando a la Revolución y pidió retirarse de su cargo. El comandante en jefe envió el octubre de ese mismo 1959 a Camilo Cienfuegos a la ciudad camagüeyana para que lo arrestase. Fue detenido, juzgado y condenado a 20 años de prisión que cumplió enteramente. Se exilió dedicándose a escribir y dar conferencias para el retorno de su país a la democracia, falleciendo en Miami a los 95 años.
La Plaza de los Trabajadores tiene la singular característica de tener forma triangular y se encuentra en el centro de la ciudad. Es una de las tres plazas iniciales de la antigua Santa María del Puerto del Príncipe. En el centro de la misma, con el advenimiento de la independencia y la primera República, se plantó una ceiba, árbol tradicional de cuba. En la actualidad se conserva rodeado de una verja de hierro y una leyenda sobre la fecha y motivo de su plantación.
A la plaza se le impusieron diversos nombres sucesivamente, aunque el que predominó fue Plaza de la Merced por encontrase en la misma el convento y la iglesia así denominados. Con la Revolución se cambió a Plaza de los Trabajadores por ser el lugar donde se celebraban actos y mítines del movimiento obrero de la ciudad.

Según testimonios de leyenda, se cuenta que un suceso milagroso protagonizado en 1601 por una ermita surgente de una laguna dedicada a la Virgen de Altagracia, originó que el lugar se convirtiera en una zona de culto. En ese sitio se construyó posteriormente en 1748 la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced, con bóvedas de cañón a base de ladrillo y reminiscencias románicas. Ha tenido reconstrucciones en los años 1848 y 1906. En el convento adjunto se conservan las catacumbas donde recibían hasta 1814 sepultura los fieles de la iglesia.
Un valioso elemento es el Santo Sepulcro de plata laminada elaborado por un artífice mexicano en 1762, que ha presidido durante tres siglos el Santo Entierro procesional del Viernes Santo. Sobre el pago del coste también circula una curiosa leyenda.
Frente a la iglesia se encuentra la casa natal de Ignacio Agramonte, edificio colonial de mediados del XVIII, con diferentes estilos. Es un lugar de culto para los agramontinos y en ella se alberga un Museo Memorial con datos del Mayor y actividades culturales.
El Teatro Principal de Camagüey se encuentra en el corazón de la ciudad y tiene sus orígenes históricos en 1847 cuando un grupo de potentados ciudadanos decidieron aportar unas cantidades de dinero para la construcción de un teatro en la ciudad. La inauguración del mismo, con fachada en madera, coincidió con el 336 aniversario de fundación de la ciudad el día 2 de febrero de 1850, representándose la obra Norma, de Vicenzo Bellini.
El Teatro acogió durante muchos años variadas actividades y pasó por diversas vicisitudes hasta que, en la madrugada del 17 de mayo de 1920 a causa de un incendio −cuyos orígenes no fueron claramente explicados− se destruyó la totalidad del edificio quedando únicamente los muros exteriores y los cimientos.
Una nueva iniciativa privada generó la construcción de un nuevo teatro en el lugar que ocupó el original y se inauguró el 18 de marzo de 1926, poniendo en escena la opereta La Bayadera, de Emmerich Kalman. Su estilo arquitectónico es neoclásico y colonial, a base de cristal y mármol, tiene tres pisos, el escenario mide 12 m de ancho por 15 de fondo, cuenta con 784 lunetas distribuidas entre las tres plantas y ocho camerinos tras el escenario.
Durante muchos años -incluso algunos después de la Revolución que lo nacionalizó- se dedicó para exhibición de proyecciones cinematográficas. En 1967 con una gran participación ciudadana se remozó, reduciendo su capacidad a la actual de 800 personas y conservando sus magníficas características acústicas. El Ballet de Camagüey, que tiene su sede en el mismo, llevó a efecto su primera función en el Teatro Principal el 1 de diciembre de 1967. Muchas figuras nacionales e internacionales han actuado en su escenario y en él se celebran espectáculos de teatro, danza, música y otros.
Durante la época colonial la calle más importante es la ahora llamada República que hasta 1899 se denominaba Reina. Mantiene un gran dinamismo y está poblada de establecimientos comerciales.
Haciendo esquina con la esta populosa calle República y la calle Ignacio Agramonte, se erigió durante el siglo XVIII la Iglesia de Nuestra Señora de la Soledad. Cuenta con una torre pintoresca y en su interior se conserva la pila bautismal donde fue bautizado Ignacio Agramonte.
Al lado se encuentra la llamada popularmente Plaza del Gallo que inicia la peatonal y distinguida comercialmente calle Maceo denominada así desde 1899, en honor al general independentista Antonio Maceo y Grajales.

Se llega a un lugar céntrico y tranquilo donde suelo sentarme y descansar en sus bancos de mármol, admirando la figura ecuestre del Mayor que preside el centro de la plaza, que lleva su nombre como Parque Ignacio Agramonte. Es una bella escultura obra del italiano, oriundo de Palermo (Sicilia), Salvatore Buemi a base de bronce y granito rosa de Bavento, inaugurada el 24 de febrero de 1912 y erigida con fondos generados por una colecta popular en toda la isla.
En las cuatro esquinas de la plaza lucen cuatro palmas −que son renovadas permanentemente cuando mueren− en honor de los cuatro patriotas independentistas de Camagüey en el primer alzamiento, el 4 de julio de 1851, que fueron fusilados en agosto de ese año. Por la prohibición de erigir homenajes a sus muertos, la plantación se hizo secretamente como símbolo de la independencia en 1853.
En la plaza del parque Ignacio Agramonte, tienen su domicilio ocupando una preciosa casa repleta de sus obras, piezas antiguas y curiosas, recuerdos familiares y un acogedor patio con variedad de plantas, los creativos pintores Joel Jover y su esposa Ileana Sánchez. Allí he pasado muchos ratos con ellos e incluso he podido seguir partidos de fútbol de la Liga española y de la Liga de Campeones o Champions ya que entonces eran de las pocas personas que podían tener internet. Tanto en su casa como en el estudio que poseen, cerca de la Plaza de San Juan de Dios, pueden contemplarse sus obras y en su caso adquirirlas.
La Catedral de Nuestra Señora de la Candelaria se encuentra en la plaza de Ignacio Agramonte y se asienta en un lugar donde en 1530 se había edificado una capilla que fue reconstruida en el siglo XIX. Posteriormente, mediante fondos de una recaudación popular, se aprovechó la visita de Juan Pablo II para su restauración actual.
Desde el parque Agramonte se puede llegar a la curiosa Plazuela de Bedoya, en la que por el entrecruzamiento de calles se da lugar a seis esquinas. Se llamó antiguamente Plazuela del Pozo de Gracia porque existía un pozo que surtía de agua a los humildes habitantes de la zona y que según decían nunca se secaba. Cercano a la misma se encuentra el particular Callejón de la Miseria que hace honor a su nombre porque es el de menor longitud de la ciudad, ocho metros de largo por dos de anchura, con solo dos casas, una frente a otra.

Desembocamos a la interesante y apacible plaza del Carmen, adornada con variadas esculturas de bronce obras de Martha Jiménez que representan a tamaño natural diferentes escenas de las vivencias y personajes habituales, como el vendedor de agua, las chismosas, la pareja de enamorados o el lector del periódico. En la misma se ubican diferentes estudios y exposiciones pictóricas y por supuesto la preside la iglesia de Nuestra Señora del Carmen. De estilo barroco, fue construida en 1825, recientemente reparada y es el único templo en Camagüey que está dotado de dos torres. Comparte su ubicación con el Monasterio de las Ursulinas que fue un antiguo convento.
Encaminando los pasos hacia el Casino Campestre, en el lugar donde existía antiguamente el templo de San Francisco se erigió −gracias a una contribución privada, entre 1912 y 1919− la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús que tiene la particularidad, no corriente en el nuevo continente, de estar basada en el estilo neo gótico con un portal de tres arcos apuntados en la fachada y tres torres octogonales que están rematadas por pináculos piramidales. La fachada se restauró en 1958 y a principio de este siglo entre 2000 y 2004 el conjunto del recinto fue también restaurado.