“Es la primera vez en mi vida, con 40 años, que me ha pasado una cosa como esta. He sido militar durante 19 años, he estado en el Líbano y en Kosovo, he visto situaciones precarias estando de misiones, haciendo mi trabajo, y nunca he pasado tanto susto como he pasado este domingo”. El taxista que fue víctima de un atraco con pistola y cuchillo en Loma Colmenar, en Ceuta, describe lo que le ocurrió como una “situación muy precaria”, sobre todo por ser un padre de familia.
“La pasé muy mal, se sienten muchas cosas. Yo he sido militar, he estado de misiones y es complicado, lidiar con un arma no es fácil como muchos piensan”. Recuerda que al saberse víctima de un robo las opciones no eran muchas. Señala que si estas personas no hubieran tenido armas quizás habría podido defenderse, “pero tú no sabes si la pistola está cargada o descargada, piensas lo peor”.
Cuando llegó a su casa, sobre las siete de la mañana y pensó en sus hijos, se le quitaron de inmediato las ganas de continuar trabajando. No se trataba solo del dinero perdido, sino de lo que pudo haber ocurrido. A regañadientes terminó contándole a su esposa lo que acababa de pasarle y su reacción fue la misma, tras quedarse pálida del susto, no quería moverse de su lado.
“Yo estuve muy mal la verdad, salgo con la intención de traer el pan de mis hijos y que te pase una situación de estas, la verdad que es muy malo. Yo cuando vi que me estaban encañonando con un arma, en ese momento me quedé en blanco”, asegura la víctima, en una entrevista con El Faro de Ceuta.
Así le atracaron teniendo una emboscada
Todo comenzó como un servicio normal en el que un cliente se subió al taxi y pidió que lo llevase a determinado sitio. Ocurrió cerca de las tres y media de la madrugada Sin pensar que iba a ocurrir algo malo, el taxista recogió a esta persona en la parada de la Gran Vía con rumbo hacia Loma Colmenar.
“Estaba con él un compañero suyo, pero este se fue andando y él se subió al taxi y me dio las buenas noches”. Nada parecía fuera de lo ordinario y así continuó todo durante el trayecto. El hombre se sentó justo detrás del chofer, lo que le impedía a este último ver lo que estaba haciendo a través del retrovisor, pero en ese momento no era motivo de preocupación.
Cuando estaban a la altura del Mercadona, el pasajero le pidió al taxista subir por los ‘pisos verdes’ y no por la rotonda de Arcos Quebrados. Sin embargo, esta instrucción no le pareció extraña al conductor, quien accedió sin problemas. “Llegando a la rotonda donde está el embolsamiento, me dijo que en el bloque primero girara a la derecha”.
Cuando llegaron al destino y después de que el taxista le informara al pasajero cuánto debía pagar, el sujeto se bajó del coche y abrió la riñonera que llevaba, pretendiendo sacar el dinero. Lo que vino después fueron minutos de verdadero horror.
“Él dejó la puerta trasera derecha abierta y por ahí se metió otro y me encañonó con el arma en la espalda”. En total eran tres: el supuesto pasajero, el que lo estaba amenazando con el arma de fuego desde el asiento trasero y otro que por la ventana del piloto lo estaba intimidando con una navaja. Entre los tres lo amedrentaban y le pedían que entregara todo el dinero. Entre insultos, le quitaron el monedero que estaba en el lateral de una de las puertas y finalmente se llevaron todo el dinero.
“Estáis haciendo una cosa que no debe de ser, dejar así a los pobres taxistas que se buscan la vida, nosotros salimos por las noches para darles de comer a nuestros hijos”. Esto fue lo que alcanzó a decir el hombre cuando pudo salir de su asombro. Y a pesar del susto que acaba de pasar, su primer impulso fue salir detrás de los tres que huyeron corriendo, pensando que podía llegar a alcanzarlos, pero no fue así. Después se fue a casa.
Toda la recaudación perdida y con el miedo aún en el cuerpo
“Me han quitado la recaudación entera del dueño del taxi, yo haciendo mis cuentas creo que son 400 euros”. Aunque el taxista les insistía a los sujetos que solo llevaba 20 euros encima, la respuesta de los atracadores era de forma repetitiva: “No, tú llevas más dinero contigo”. Tras el robo, la documentación del taxista quedó tirada en el suelo, le rompieron el bolso y los autores del hecho salieron corriendo.
En medio de todo, entre los pocos detalles que pudo observar destaca, por ejemplo, que el que se montó con él llevaba un chándal negro con unas marcas blancas y que el de el arma de fuego llevaba una sudadera blanca con la capucha puesta. Calcula que ninguno llegaba a los 18 años. Toda esta información la dio en la Jefatura Superior de Policía cuando fue a presentar la denuncia en la mañana. “Yo le he dicho a la Policía que se investiguen las cámaras, ya que hay muchas en el centro de la ciudad”.
“Estuve en la comisaría un par de horas haciendo la denuncia, ya cuando salí no quería ni trabajar, tenía el corazón encogido. Pero hice el relevo, me duché e intenté echarme un rato hasta que me cogió el sueño, pero me levanté igual pensando en lo mismo”. De la mente de este hombre no sale lo ocurrido, el miedo continúa. “Gracias a Dios que no ha pasado nada, pero ha sido una situación muy mala y por dos duros, por dos duros no merece la pena esto, al final son 400 euros, pero quitarte una pierna o quitarte la vida eso es muy complicado”, señala consternado.
Tras lo ocurrido, su exigencia es que la Policía garantice la seguridad de los conductores de taxi y autobuses. “Que nos den más seguridad y que pongan cámaras en los vehículos que son servicios públicos, nosotros no le robamos dinero a nadie, sino que salimos a hacer nuestro trabajo por la noche y lo que exigimos es mayor seguridad”.
Finalmente dice que si no es posible la instalación de cámaras en las unidades, entonces “que a partir de las diez de la noche hagan patrullas móviles por las zonas complicadas de Ceuta, por ejemplo en Los Rosales y el Príncipe”. Asimismo se suma a la petición de muchos vecinos sobre la necesidad de comisarías en estas barriadas, además de patrullas móviles por las noches.
No pasa nada es un caso aislado