Los comerciantes se aferran a los resultados de las rebajas que han comenzado para salvar una campaña que sigue estando fuertemente influenciada por la frontera. Ese cliente marroquí asiduo que regresaba con compras hechas en una ciudad que le aportaba una nota distinta a lo hallado en su país prácticamente ha desaparecido.
Sin una aduana comercial con fecha clara de apertura ni procedimientos empresariales a seguir, no hay expectativas de recuperar lo que se ha perdido, de ahí la esperanza puesta en este periodo de descuentos para hacer más ventas.
Los empresarios de nuestra ciudad dejan claro que en Ceuta se tiene de todo, instando a evitar la fuga de compras en establecimientos de la Península que luego no ofrecen las mismas facilidades de devolución y que supone el nulo respaldo a la economía local ceutí.
Volver a la época previa a la pandemia resulta complicado. De hecho no se han recuperado aquellas ventas de entonces ni los niveles de compradores que había. En el camino siempre constante de buscar yacimientos económicos que calmen esas connotaciones negativas asoman oportunidades como esta, la de las rebajas, para intentar que el comercio con sello caballa salve la campaña y por ende los puestos de trabajo que mantiene.