Solo un fin de semana. Eso es lo que se ha tardado en volver a convertir nuestros montes en una pocilga. Si el pasado jueves menores del centro
La Esperanza de Ceuta retiraban kilos y kilos de basura además de botellitas del gas de la risa, en cuestión de horas ese mismo lugar volvía a acoger todos estos residuos. Unos
limpian y otros manchan, parece la combinación perdida. Poco ha durado el resultado de un
buen trabajo. Un paseo por la zona este mismo lunes ha devuelto la peor de las imágenes con decenas de botellitas y sus correspondientes globos así como latas de bebida y bolsas de comida desperdigadas por el lugar.
Esta es la lección que dan aquellos
incívicos que se dedican a hundir el trabajo de otros, como en este caso ha sido el de los chicos del albergue de Hadú que acompañados de sus educadores dejaron la zona completamente limpia. En este caso actuaron sobre el entorno de la Fortaleza del Hacho y la parte de las antenas de donde se llevaron 150 kilos de basura y casi 400 cápsulas de esas botellas que constituyen otro atentado contra la salud pública.
Pues bien, quienes acuden con sus coches y motos a este lugar han vuelto a dejarlo entregado a la basura abandonando allí los restos de todo tipo y lo consumido. Además de incurrir en un atentado medioambiental, generan riesgos de incendio y supone un foco de contaminación. La labor de los chicos de ‘La Esperanza’ se suma a iniciativas constantes para luchar contra la ‘basuraleza’ que realizan entidades como ‘Ceuta sin Plástico’, que actúa en distintos puntos de la ciudad y cuenta con el respaldo de voluntarios que se suman a este tipo de acciones altruistas que buscan devolver la dignidad al espacio que todos compartimos.