Sobre la crisis desatada por el ataque de los grupos terroristas de Yemen a embarcaciones en el Mar Rojo, nuestro Gobierno y su representante la responsable de Defensa Sra. Robles, consigue con verdaderos ejercicios de funambulismo, mantenernos al margen.
Existe la percepción generalizada de que España, mantiene una política exterior de equilibrios inestables. Por ello, observamos con vértigo, esos ejercicios que realizan en el trapecio internacional aquellos que nos lideran, con la intención de que ese “temporal amaine”, sin implicarnos proactivamente en su resolución.
Desconozco la posibilidad de que nos encontremos instalados en la “Zona de Confort” Occidental, por una directriz clara o por el simple motivo de carecer de los medios o la capacidad de disuasión que parecen reclamar nuestros aliados.
Alineados con el pensamiento de la UE o la O.T.A.N, pero inmersos en aquella dinámica franquista de apostar por la no beligerancia, cuando las circunstancias desfavorables acontecen en zonas de conflicto bélico.
¿Modernizados o en vías de renovación? En ese punto muerto nos encontramos.
La suerte de nuestros gobernantes, resulta muy evidente. Preferimos la anestesia a enfrentarnos a la cruda realidad.
En algún momento, el ejercicio de funambulismo sin red, puede que finalice con un estrepitoso batacazo, de proporciones incalculables.
Eso de estar disponible para recoger la fruta cuando se encuentra madura, y permanecer ajeno cuando procede preservar el árbol, parece una actitud poco comprometida, que nos puede pasar factura a corto plazo.
Y cuando Biden descuelgue el teléfono de Sánchez para requerir nuestro concurso en el conflicto bélico, recurrirá al clásico apoyo logístico que prestan las Bases Militares de EEUU instaladas en España, para desmarcarse de una implicación de mayor calado.
Solidarios para el beneficio, pero ajenos al trabajo y al sufrimiento. Algo hacemos mal.