La señora Esperanza Aguirre –presidenta del PP de Madrid– escribe desde hace poco tiempo en el diario ABC y lo hace con un estilo sencillo que hace muy cómoda su lectura, al tiempo que expone ideas que son muy importantes. Es un estilo propio, totalmente en sintonía con su forma de actuar que hemos conocido en sus épocas anteriores de gobierno. Hoy he leído el artículo que ha dedicado a comentar algunos detalles de una ceremonia a la que asistió el pasado miércoles 17 de Abril en la Catedral de San Pablo, de la ciudad de Londres. El artículo tiene por título El funeral de Margaret Thatcher y creo que está escrito con una gran atención hacia lo que supone el entendimiento entre todas las personas, reflejado en el amor y respeto a su país que se evidenciaba en la ceremonia del entierro de la señora Thatcher.
Resulta evidente, en la lectura de ese artículo, que la señora Aguirre piensa que los ingleses han hecho las cosas muy bien, con un excelente sentido de lo ceremonial. Era Inglaterra la que estaba mostrando a todo el mundo el sentido del respeto hacia una persona a la que se dedicaba esa honra pública en la que no cabía más orden y perfección en cada uno de los detalles de la ceremonia. Era Inglaterra la que estaba ante el mundo y se cuidaba mucho de que no hubiera nada que resultara inadecuado. Eso lo sabían muy bien quienes estaban presentes en la ceremonia en San Pablo: desde la Reina hasta el último de los invitados y participantes directos. La señora Aguirre señala “cuánto me gustaría que en España fuéramos capaces de hacerlas también bien”. A mí, personalmente, también.
Los ingleses, evidentemente, se sienten satisfechos de ser ingleses y de sus tradiciones; que las han cuidado de forma muy solemne y que muchos otros, además de la señora Aguirre, admiramos. España tiene Historia –excelente y extraordinaria Historia– más que suficiente para mostrar al mundo sintiéndose los españoles orgullosos de ella y debiéramos, tal como dice la señora Aguirre, saber exponerla como hitos de la máxima categoría y que, como ella dice en su artículo, “que el patriotismo fuera un valor aceptado por todos y que estuviéramos orgullosos de ser españoles y no tuviéramos complejos a la hora de proclamarlo”. ¿Qué nos pasa a nosotros, los españoles, que siempre optamos por la desunión y la falta de atención a lo que es verdaderamente importante?
Baltasar Gracián, que vivió desde el año 1601 al 1658, nos ha dejado, entre sus muchos escritos, uno que nos viene muy bien sacar a la luz con motivo de lo que se ha expuesto en los párrafos anteriores. Decía así Baltasar Gracián: “Hay mucho que saber y es poco el vivir, y no se vive si no se sabe”. Creo que viene como anillo al dedo esa advertencia tan sensata. Es cierto que hay mucho que hacer, pero necesitamos estudiar muy seriamente la forma y los medios que se han de utilizar. Construir sobre lo que sabemos que es bueno; que lo hay en muy buena cantidad y que no se destruya por odio hacia otros u otras formas de pensar y de vida. ¿Dónde se deja la virtud inmensa de la humildad a la hora de ver lo que otros han hecho y pueden hacer?
Es mucho lo que hay que aprender y poner en práctica y a ello hay que dedicar la vida sin destruir nada de lo que nos puedan ofrecer como algo ya conseguido o en vías de conseguir. Todos hemos de trabajar por una misma idea, la de hacer que nuestra vida, la de todos, transcurra con serenidad y trabajando seriamente todos por un mismo fin. Demos pasos firmes y seguros y no nos dejemos arrastrar por caprichos enunciados con palabras tentadoras. Podremos sentirnos orgullosos de ello.