El camino de la vida es tan bello, como ruin. Aquí estamos para aprender y muchas veces lo conseguimos tropezando con la misma piedra muchísimas veces. Pero debemos de avanzar y pasar de nivel, ya que estancarse equivale a entrar en un bucle donde estaremos siendo señalados por todos. Renovarse o morir, es otro de esos ideales que escucho tanto, que me hace a la vez pensar en lo que quiere decir. Pero mi historia se está escribiendo todos los días y siempre en primera persona, nunca se dice que es el grupo quien cometió tal equivocación, sino: "fulanito de tal", y esto es lo que nos marca, el no querer ser el chivo expiatorio de nada.
Podemos ser un activo ejemplo en buscar, ayudar, activar planes, ideales, pero siempre estaremos encima de una mina que explotará en el menor error que tengamos.
Me acuerdo de una historia tan cruel, como evidente de que debemos de estar pendiente de nuestro entorno.
Un hombre que le gustaba sentarse en la mesa y ponerse hasta las "trancas" de comida, hasta que su mujer lo abandonó por un culturista. Aunque luego se reformó, seguiría siendo para todos el "almondiguita", por el "pecado mortal", de comer en demasía y no cultivar su cuerpo. Fue una dura "guantada", que este mundo le dió, y aunque se quiso reformar, nadie le prestó atención, aunque quiso volver a lo evidente para conseguir volver con su querido amor, que: "voló despacio con dirección al Sol", y es que la vida es así. Un fallo, un golpe duro que nos valdrá de experiencia para nuestro futuro, que está empañado con unos llantos de ira por el fallo cometido aquellos días del pasado.
Y por eso ahora es cuando pienso todo con calma cuando debo de hacer algo. ¿Y es que nuestras andanzas por esta vida son un seguro para nuestro futuro? ¿Cuántas veces se lo he dicho a mis familiares y amigos? ¿Cuántas veces me han respondido lo mismo?
" Es mi vida, no te metas en ella".
Y cuando han salido mal de aquello que se veía evidente por nuestras retinas de las "canas ", que portamos, es cuando vuelven hacia mi llorando y con esa cara de querer ser consolada por alguien que sabe que lo comprenderá, haya sido la locura del grado que haya sido.