Van pasando días tantos como diez desde que me llegó la noticia de las viviendas de García Valiño. Menuda movida se avecina pues la sorpresa e incredulidad primera darán paso a la necesaria exigencia de clarificación del estado de los patrimonios, la situación de legalidad del proceso de adjudicación en su origen y como pudo baremarse a los aspirantes afortunados y descartados con errores injustificables.
Cunde, se expande la razonable inquietud, el desasosiego, los nervios, por parte de los vecinos afectados.
No se sabe si la Ciudad Autónoma, sus responsables directos, la Empresa municipal de suelo y de la vivienda, recurrirán el fallo condenatorio de la sentencia dictada por el Juzgado de lo contencioso local. Mientras tanto el tema y su urgente clarificación necesitan de un DAR LA CARA y asumir las responsabilidades que pertocan, para tranquilidad y transparencia del caso.
Si en un principio se baremó mal como se deduce del fallo, ha de aplicarse el principio de retroacción, con todo lo que ello implica, volver al principio inicial de las adjudicaciones, por justicia. No quisiera ni pensar en que se ralentice el tema, alargándolo hacia el evento electoral de mayo 2011, borrón y cuenta nueva de lo realizado, de aciertos e ineficacias sonadas. Dependerá de todo ciudadano de bien, de los propios afectados, de la oposición, de los medios libres de información, aunar voluntades y esfuerzos para “clarificar a poner a cada uno en su sitio”.
Este precedente no es nada bueno y tiene ardua explicación argumental, pero todo el mundo tiene el derecho de “dar razones” a tiempo no dando la sensación de que se esconde el ala, buscando mejores tiempos por llegar o no llegar.
Lógico es que hayan interpretaciones políticas y más en este redil preelectoral. Los ciudadanos, los vecinos protagonistas del “caso” tienen la palabra y a su alcance las acciones que consideren.
Merecen respuesta para que sus anhelos, sus proyectos encuentren la seguridad hoy día en el aire, con los consecuentes efectos emocionales, nada deseados.
No es recomendable cimentar el comentario de calle por el silencio de los responsables políticos. No alimenten las acusaciones de nepotismo o tráfico de influencias, de interesadas adjudicaciones en detrimento injusto de los que no consiguieron su pequeño sueño. Está en su saber hacer y proceder, introducir la necesaria tranquilidad y clarificación, y si he hecho mal, reconocerlo no eximiendo de responsabilidades a quien las tiene, en razón de cargo. No busquen “cabezas de turco inapropiados”, sean consecuentes con sus actos.
Estaremos vigilantes, el tema lo merece, veremos a que precio.