La docente y presidenta delegada de Manos Unidas en Ceuta ha sido reconocida con el Premio María de Eza 2018; el jurado ha estimado su “generosa entrega a los más necesitados”
Con la energía y alegría que le caracteriza llegaba Mercedes Canca a los estudios de FAROTV. Tras conocerse el reconocimiento con el Premio María de Eza 2018 vivió “un día de locura”. Un móvil que no dejaba de sonar y una apretada agenda en la que ya no había espacio para más citas y encuentros.
“Tengo que posponerlo para mañana”, comentaba tras colgar el teléfono. Sin embargo, ella ya está acostumbrada, por mucho que lo niegue. No es uno, ni dos, ya van tres reconocimientos a su labor docente y a su implicación en el mundo de la cooperación. “Tres son multitud ya no quiero más”, manifestaba entre risas.
El último le llegó el pasado lunes a última hora de la tarde. La Ciudad la escogía, entre todas las propuestas, como la mujer del año, y la reconocía con el Premio María de Eza 2018 por “ser un ejemplo del mejor espíritu al servicio público y por proyectar esta vocación en el ámbito educativo y a través de su trabajo”, rezaba el acta del jurado.
La docente y presidenta delegada de Manos Unidas en Ceuta confesaba que con éste han llovido las llamadas colmadas de cachondeo. “Me dicen si me he comprado un estantería y tengo que llenarla o si me dedico a coleccionar premios”, dice riéndose.
Una sonrisa que apenas se desdibuja de su rostro, salvo cuando salen a flote temas duros que conciernen a la sociedad, esa a la que ha dedicado, altruistamente, la mitad de su vida y que, una vez más, se ha visto reconocida.
– ¿Tenía constancia de que encabezaba una de las propuestas al María de Eza?
–En absoluto. Hace muchísimo tiempo una compañera del colegio me propuso, pero aquello quedó en agua de borrajas y yo me relajé hasta ayer, que llegó esta nueva propuesta y me cogió totalmente desprevenida.
–¿Cómo recibió la noticia?
– Me lo notificó la consejera Sanidad, Adela Nieto, pero por poco se me adelantan los medios y yo sin saber nada.
–¿Qué sensaciones experimentó cuando se lo notificaron?
–Le contesté (a Nieto): es que no hay más mujeres (risas). Estaba abrumada, como no te lo esperas, no te preparas, te llega de sopetón.
–Nuevamente el jurado estima su dedicación a la labor docente y su vocación hacia los más necesitados.
–Ese reconocimiento, si no recuerdo mal, fue el que también me hizo la Casa Real en el 2015, así que imagino que en él también se habrán apoyado a la hora de concederme el María de Eza. Yo creía que ya estaba más que recompensada para mi tarea con ese reconocimiento de 2015 y el Maite Alascio del pasado año, pero parece ser que la Ciudad ha querido redundar.
"Cuando dejemos de celebrar el día de la mujer será porque habremos alcanzado la igualdad real"
– Este tipo de reconocimientos son importantes pero también ponen de manifiesto un hecho: si todavía es necesario reconocer la labor de una mujer es porque queda un largo camino para alcanzar esa igualdad.
–Así es. Hace poco hablaba con unos compañeros que cuando dejemos de celebrar el día de la mujer será porque habremos alcanzado la igualdad.
–¿Qué destacará el día que recoja el premio?
– Voy a reconocer la labor que han hecho mis antepasados, en concreto mis abuelas, mujeres de otros tiempos que han luchado para conseguir ese bienestar para la familia cuando acontecía una época en la que los recursos eran mínimos. Por abogar por la estabilidad, por su entrega y su trabajo diario.
– La mujer siempre, dentro de las limitaciones que le han impuesto, ha luchado por ese empoderamiento. Sin embargo últimamente se ha desatado una revolución que prevé alcanzar su clímax la próxima semana.
–Considero que el día que la mujer adopte una postura real en la sociedad, ésta mejorará.
– Con respecto al tema de la violencia género, cada año que finaliza se incrementa la cifra de víctimas.
–Creo que la mujer tiene una tarea fundamental en la educación, en la de sus hijos y en la de la sociedad. No podemos permitir ciertas actuaciones y debemos ser muy tajantes. Hay que encauzar este camino desde la más tierna infancia, pero no es tarea única y exclusiva de las mujeres, es un trabajo que debe emprender toda la sociedad. El problema es que esa sociedad parece que hoy ha perdido ciertos valores y principios, y sin ellos, mal vamos.
"Es difícil educar en el esfuerzo y la honradez cuando vivimos en una sociedad donde lo normal es robar"
–Esas cifras, además, son espeluznantes y preocupantes entre la población joven y adolescente.
–La familia debe adoptar una postura más férrea y menos benevolente. Hemos pasado de la ley del péndulo, de un acérrimo régimen dictatorial a una laxitud total, esta tampoco es la solución, hay que buscar el término medio.
A los jóvenes hay que enseñarles que existen unas normas y pautas y que, por tanto, deben respetarlas, pero uno de los grandes problemas es que no conocen el ‘no’. Están acostumbrados a recibirlo todo y de manera inmediata.
Hay que trabajar con ellos el esfuerzo y la honradez, pero la dificultad de todo ello llega cuando se cierne sobre nosotros una sociedad donde lo normal es robar y, con ello, es complicado educar en el sacrificio.