La situación es complicada. Complicada porque estamos hablando de vidas. No contamos tomates en la frontera para ver si pesan más o menos, tampoco hablamos de inversiones en la valla para colocar drones o esperar que un ordenador nos diga si es un pájaro, un avión o Superman lo que ha hecho saltar el sensor. Estamos hablando de vidas en riesgo, de chicos que se echan al agua para cruzar a Ceuta o de familias que llegan de Beliones porque les han tirado las casas y están en la calle.
Como hablamos de eso, de vidas, no cabe que en 24 horas no tengamos ni un solo dato oficial de lo que está pasando. No cabe que la semana pasada el alcalde se reuniera con el ministro del Interior y este se comprometiera a realizar unas gestiones que no vemos después de situaciones como las de este domingo y lunes, con la Guardia Civil al límite, con toda la Cruz Roja yendo y viniendo con el único objetivo de evitar que la gente se ahogara.
Esto no es normal. Ni esto, ni que hace cuatro días el presidente de todos los españoles anunciara que vivíamos uno de los momentos de mayor y mejor colaboración con Marruecos. Me parece que esas voces no han llegado al espigón de Benzú en donde todo se desdibuja.
Vaya por delante que es una vergüenza ver cómo los GEAS se las ven y se las desean para andar sobre un espigón que se cae a pedazos. Un espigón que dijeron que iban a arreglar hace años cuando en Madrid les entraba el canguelo con las muertes del 6F. Les entraba únicamente por el miedo a que aquella tragedia les pudiera salpicar. Y fue así como anunciaron que harían tantas cosas que luego se olvidaron en el pozo de los compromisos políticos, que es algo así como el pozo de las mentiras.
Qué está pasando… todavía no lo sabemos por boca de los que deben hablar. Lo sabemos por quienes cruzan empapados el espigón y te cuentan que hace unos días Marruecos tiró su casa, la que tenían al lado de la ballenera y entonces han tenido que cruzar a este lado a ver si así pueden mantener a sus familias que están en la calle.
O te cuentan que cruzan porque les han llamado que aquí puede haber una oportunidad. O simplemente porque sus amigos les han dicho que lo hagan.
Eso es lo que sabemos por quienes se echan al mar, pero no por el Gobierno de España (desde la cúpula hasta el escalón inferior) que ha considerado que de esto mejor no hablar.
Ayer estuvo a punto de morir gente, ayer la Cruz Roja sacó del agua a un varón a punto de ahogarse, ayer entraron jóvenes mordidos por los perros de los agentes marroquíes, los mismos que no salen con sus embarcaciones para evitar que su gente se muera…
Ayer pasó todo esto, pero debe ser que no es importante, debe ser que interesan otras cosas, debe ser que hablar de lo que sucede, de la gente, de esa delgada línea entre la vida y la muerte no es relevante.