El pasado 16 de octubre, como consecuencia del éxito de la multitudinaria marcha de protesta contra una posible fusión de los 2 hospitales públicos de Granada, apareció su nombre: Spiriman. La marcha decían que había sido convocada por un tal Spiriman. Ni partidos políticos, ni sindicatos, ni antisistema, ni plataformas eran el eje de la noticia, tan sólo la gigantesca marcha pacífica y ese nombre. Miré un vídeo suyo en internet y cayendo en el mayor de los errores, lo prejuzgue: “Otro simple friki más de la manada”. Pero como viví unos años por allí y me interesa especialmente la sanidad continué buscando información. Spiriman es el doctor Jesús Candel, un médico del Servicio de Urgencias que además lleva una fundación para promocionar el deporte entre los niños con dificultades sociales, con varios años ya a sus espaldas denunciando las situación de la Sanidad Pública en Granada, con multitud de reuniones y actuaciones con compañeros y diferentes colectivos. Ya le había caído a esas alturas la del pulpo, todo lo malo de lo que son capaces los medios y especialmente las redes: que si era un podemita o un pepero difrazado -a sueldo de la calamitosa campaña andaluza ‘Por una Sanidad 10’-. Un conflictivo radical con pintas de chalado disfrazado, ataques a su familia, un intransigente incapaz de dialogar... hasta que se había beneficiado de la fundación infantil de la que es patrono. Pasando por el anuncio de demandas y querellas. Él armado con un simple dispositivo móvil continuaba tocando las narices sin poder ser neutralizado. Lo que muchos pensamos pero no nos atrevemos a denunciar por pasividad, por que luego no seamos utilizados para otros menesteres, miedo, agradecimiento o conveniencia. Y mucho menos de tener la capacidad de aglutinar a miles de personas, conjuntamente entre usuarios y profesionales, dispuestos a cambiar la situación generada. Por un lado la colosal inversión sanitaria realizada por la Junta en la construcción del PTS (Parque Tecnológico de la Salud) que es algo más que un gigantesco hospital. Por otro una demanda popular general: 2 hospitales completos.
Declaraciones políticas, alguna destitución y mucho anuncio de dialogo presuntamente mareante. Otra convocatoria, ésta el 27 de noviembre, a la que también se sumaron Huelva y Málaga. El doctor Candel seguía colgando sus vídeos tan ‘incorrectos’ en las redes y reuniéndose con diversos colectivos. Incluso llego a entrevistarse con el alcalde de Granada -éste del partido socialista- que le daba todo su apoyo, se ofrecía de interlocutor con la Junta y bla.. bla.. bla.. pero que eso de ir a la manifestación al frente de su pueblo y jugársela más bien no; sobre todo porque para ese domingo el pronóstico meteorológico era: “Caerán chuzos de punta y se va a mojar hasta el último gato, ¡alea jacta est!”.
La calle se llenó de gente, no se cabía, todavía más que en la anterior. Pertrechados con paraguas y anoraks por si acaso, al frente el doctor Candel transformado en Spiriman. Llevándole ésta a una reunión el pasado jueves con el consejero, pero claro, Spiriman convocaría en la puerta a los granadinos para hacer una concentración silenciosa con una vela. Miles de ellos, pese a la fuerte lluvia, acudieron. Así que aunque uno no es creyente de los mesías, sí de que la gente puede hacer cambiar las cosas y Granada lo está demostrando a conciencia.
Pasando a otro tema tengo a un tonto o tonta -la idiocia no entiende de género- que me pone a parir por mis comentarios sobre la polémica sobre la última película de Fernando Trueba desde el anonimato y por privado en la red. Supongo que eso le pondrá mucho. Desde aquí me ratifico, no sé si iré a ver la película. He leído que la historia reúne a los mismos personajes sin pretender ser una segunda parte de La niña de tus ojos. Mientras que Belle Époque me pareció una simpática genialidad, La niña no me entusiasmó tanto. Además al irrepetible Rafael Azcona le dio por irse al otro barrio y eso es poner el listón del guión muy, pero que muy alto. De intereses económicos en los grandes grupos mediáticos, talibancillos inquisitoriales con espíritu de censores, aspirantes a creadores de listas negras y algún que otro neocomité de actividades antiespañolas, a los que les gustaría poder repartir carnés de buenos y malos españoles; a esos les recomiendo que lean el Mein Kampf seguro que les gusta más. Algo menos irónico, más serio. Las películas de Trueba seguro que no son de su gusto, lo suyo es más de crear, desde su seria y formal mediocridad, linchadoras corrientes de opinión.