Es la lucha constante en la frontera. Los guardias civiles encomendados a ejercer el control del tendero y los ciudadanos intentando entrar en Ceuta con productos de todo tipo.
Y entre unos y otros asoman los conflictos. Los más graves, los que se saldan con detenidos y acaban en el juzgado.
El magistrado titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Ceuta ha dejado visto para sentencia el juicio seguido contra una mujer de 53 años, identificada como A.K., que se enfrenta a un año de cárcel por un delito de resistencia.
La Guardia Civil terminó deteniéndola el 28 de marzo de este año cuando entraba en Ceuta con varios pasteles y material deportivo falso. La Benemérita, al detectar la mercancía, le instó a arrojarla al contenedor. La historia terminó con una denuncia por contrabando y un arresto bajo acusación de haberse resistido a los agentes.
Este martes A.K. declaró por videoconferencia para defender su inocencia. Dijo que los dulces que portaba eran sin azúcar y que son los únicos que podía comer porque estaba recién operada.
Narró que cuando el agente le indicó que debía arrojarlos al contenedor ella se negó, lo que derivó en su arresto. Aquí es donde chocan las versiones. La acusada manifiesta que le agredieron y que ella solo dijo que si no podía entrar en Ceuta con esos productos prefería volver a Marruecos para no perder el dinero, algo que se le impidió hacer.
“No puedo agarrar ni agredir a nadie, estoy mala, no tengo fuerza”, se defendió. Indicó que solo llevaba unas dulces sin azúcar y que la ropa y zapatos deportivos eran en su mayoría usados. “Me quitaron hasta dos bragas mías”.
La otra versión es bien distinta y es la que mantuvo la Guardia Civil. Uno de los agentes a quien le tocó ese servicio declaró que la acusada entraba con muchas maletas y le dijeron que había que proceder a su registro.
“Se le encontraron muchos dulces, manteca y ropa deportiva falsa. Le dijimos que por normativa no podía llevar esos artículos y que tenía que tirarlos al contenedor”, explicó.
"Se puso a gritar, no entraba en razón"
Según el agente, la acusada se negó a cumplir la orden, decía que se lo iba a llevar a Málaga. “Se puso a gritar y no entraba en razón. Ya llegó el teniente y estuvo hablando con ella, pero como no quería tirarlo, teníamos que hacerlo nosotros. Entonces cogió al teniente del brazo, le agarró y lo apartó para que no pudiera tirar las cosas. Estaba tan nerviosa que se desmayó antes de detenerla”, explicó.
Declaró como testigo la hija de la acusada para indicar que el guardia civil le indicó a su madre que no podía llevar esos productos, mientras que ella insistía en saber por qué.
Al ponerse nerviosa insistió en querer llevarse la mercancía a Marruecos. Según la hija, otro agente llegó para dar orden de tirar sus productos. La joven negó que su madre agrediera.
¿Y las cámaras? La Defensa renunció a que fueran visionadas en el acto de juicio oral, porque no “aportaban nada” para esclarecer lo sucedido.
En su derecho a la última palabra, la acusada señaló que lo que estaba pasando era “una injusticia, no he hecho nada de lo que se me acusa, soy inocente”.
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