Los pequeños pasadores de hachís se las saben todas. También que si son detenidos con dos kilos o menos de esta sustancia y carecen de antecedentes no entrarán en prisión. Así que, en plena evacuación de las bellotas, que tiene lugar en el vater químico del puerto, hay quienes se las ingenian para esconder bellotas que van expulsando y así arrojar, al final, un peso inferior al que realmente cargaban. ¿Cuántos culeros habrán explotado esta picaresca? Ni se sabe, pero al menos se ha descubierto que lo hacían después de que se detectara una avería en el vater químico, dándose, por parte de la Guardia Civil, el oportuno aviso a la Agencia Tributaria, cuyo departamento de Aduanas es quien debe gestionar la resolución de dichas averías.
Lo curioso es que lo que impedía que el vater funcionara era un tapón de... hachís. Más de 45 kilos de esta droga que se habían ido acumulando y que estarían valorados en unos 69.000 euros. Esa droga había sido escondida por distintas personas hasta que al final se formó un bloqueo encontrándose el origen.
No es la primera vez que sucede un caso así. Hace muchos años la Benemérita detectó otra avería similar que también tenía su origen en la droga, aunque no en tanta cantidad como la que se ha encontrado en esta ocasión.