Ya lo dice el himno de Ceuta... “la siempre noble y leal, cuantos a tus playas llegan, encuentran aquí su hogar”. La siempre noble y leal, esa Ceuta marcada por el fenómeno de la inmigración. La que ha visto tantas tragedias, la que acoge en sus cementerios los cadáveres de demasiados jóvenes muertos en su intento por escapar de África. Hombres, mujeres, niños... Ceuta acogida de inmigrantes, pero también de sus tragedias.
Paseos por la playa de Santa Catalina ofrecen estas estampas recogidas ayer por un lector de este medio. Remos de madera usados por los inmigrantes para empujar sus toys, tenis abandonados en al arenal o flotadores rudimentarios hechos a base de cámaras de vehículos... Signos inequívocos de la llegada de inmigrantes, aunque no consta que hayan sido encontrados al menos en este lugar. Allí quedaron abandonados tras un desembarco. El corazón y los sentimientos se dan la mano para confiar en que sean restos de quienes llegaron con vida a la ciudad y después aparecieron por sus propios medios en las puertas del CETI. Son demasiadas las tragedias en el mar, las muertes que se cuentan por miles en la gran tumba que es el Estrecho.
Ceuta, la siempre noble y leal, recoge entre sus parajes, entre sus rincones, entre sus playas una historia que le marca para siempre.
Basta ya de ingentes cantidades de dinero para las ONG, invertirlos en los lugares de dónde sale tanto inmigrante para ayudar de verdad y no tengan que salir que al final esto es un negocio para algunos no solo para los que trafican con ellos