Es el término del momento. Enchufismo o colocación interesada de aquel o aquella que dispone de un puesto de trabajo no porque lo valga, sino porque lo eligen por su afinidad o cercanía al partido de turno. Negar que en esta ciudad exista enchufismo es ganas de provocar al ciudadano y de recibir las críticas más que merecidas. Claro que existe, está a la orden del día. Y que no me venga el mandamás de turno diciendo eso de ‘si tengo noticia... actuaríamos’. No es necesario que tengan noticia, ¿nos llaman tontos o qué? Lo practican y ya está, a sabiendas de que justificarán la colocación de uno/a en determinado puesto en su supuesta valía o en que, curiosamente, tiene algo que lo hace diferente al resto. No hace falta mayor explicación.
Ayer el presidente de la Ciudad se vio obligado a hablar del enchufismo después de las críticas vertidas por estas supuestas prácticas en las sociedades municipales. Y dijo lo que se esperaba que dijera: “No lo hay” y, además, “si hubiera tenido noticia, desde luego habría actuado”. No sé si es que alguien pensaba toparse con el titular del siglo confirmando que se ha colocado al amigo de ‘x’, al íntimo de ‘y’ o al vecino que le cae gracioso a la ‘z’ o al familiar, del familiar, del amigo de mi vecino que también puede servir para tal o cual menester. Porque eso sí, los enchufados terminan valiendo para todo, constituyen el gran descubrimiento de la clase política que, de esta forma, justifica la contratación practicada.
A mí, como a muchos ciudadanos, no me gusta que me llamen tonta a la cara. Todos los días se ríen de nosotros, todos los días nos cuentan milongas y nos hacen creer lo que no es... pero al menos podrían cuidar las formas antes de salir cual puritanos vistiéndose de blanco como los buenos de la patria. No, por ahí va a ser que no. ¿Quién no tiene a su hija/o mejor capacitado que nadie, estudioso, capaz, preparado... que termina cansado de presentarse a mil trabajos sin que nunca le contraten mientras ve pasar a los más cazurros del pueblo con la pegatina de recomendado en su frente? Lo jodido es ver que ese cazurro termina llevándose los 3.000 euros al mes a su casita porque está ENCHUFADO mientras el hijo/a capaz, trabajador, entregado pero, sobre todo, digno termina diciendo adiós para buscarse las habichuelas en otra tierra, sabiéndose castigado ahora y después, porque encima ni podrán disfrutar de bonificaciones de ‘ausentes forzosos’. Así que, enchufados querido presidente... ‘claro que sí, guapi’.