Alcalá del Valle habla claro. Los vecinos piden al Gobierno seriedad y humanidad. Acusan a la Administración de dejadez y de trato inhumano con los residentes de la barriada
Hay peligro de muerte por el derrumbe de un muro como ya han denunciado y la propia Ciudad reconoció prometiendo solventar el problema. Pero la solución de momento no hace más que empeorar las cosas. Los vecinos de la calle Alcalá del Valle y adyacentes denuncian el desamparo en el que se encuentran desde que una valla metálica que impide el paso a la zona del muro corta toda la calle en dos impidiendo el paso a los vehículos. “Estamos hablando de más de 150 metros hasta poder acceder a nuestras viviendas andando y aquí vive gente impedida a la que se le obliga a estar encerrada en vida”. Laarbi Mohamed es uno de los vecinos que pone voz a una queja que consta en el registro del Ayuntamiento desde finales de los años 80. Medio centenar de casas se asientan sobre una ladera que sostiene un muro en el que las filtraciones y el peligro de derrumbe les hace vivir el alerta. Pero lamentan que la solución no pasa por cerrar el paso a sus viviendas para no acceder en coche hasta ellas, sino que existen opciones como crear una vía alternativa por la zona alta que minimizaría el problema y que la Administración se niega a ejecutar. Dolidos e indignados
“Me siento mal, dolido, indignado, nos están tomando el pelo”. Juan Manuel Jiménez tiene una incapacidad del 70% que le hace tardar en llegar al coche, ubicado en la parte baja de la calle ahora que no se le permite dejarlo en la puerta de su garaje, más de una hora. Su mujer también está impedida y subir con las bolsas de la compra se convierte en una odisea. “Es un crimen, una vergüenza obligarnos a estar así”, lamenta. Fue el 29 de mayo cuando sin previo aviso pusieron la valla que ahora están obligados a quitar porque han dejado encerrado un coche de uno de los vecinos que trabaja fuera y ha venido de vacaciones. Deshacer el trabajo hecho para volver a hacerlo de nuevo. Esa ha sido la orden de la Ciudad. “Ese día que veía como nos estaban encerrando intenté quejarme pero ya estaban trabajando los operarios. Nos lo hicieron a traición sin barajar alternativas y permitirnos una vida digna”. Pero algo tienen claro todos: que no van a dejar de luchar y pedir que sean tratados como personas y no que por desinterés político se vean condenados a no salir de sus casas.
Juan Manuel y Laarbi testimonian el día a día de unos vecinos indignados. “El Gobierno está jugando con la vida de los caballas” Van a seguir luchando y llegarán al juzgado si hace falta. “Nos están condenando a muerte. No podemos salir y pronto llega el invierno... es una injusticia humana, una negligencia jurídica y diplomática, incluso... encima se callan y nos dejan desesperados sin posibilidades de réplica”. Juan Manuel y Laarbi salen a la puerta de la casa del primero, con una discapacidad del 70% y con su coche adaptado aparcado a más de 150 metros del garaje al final de la cuesta que tarda en recorrer más de una hora con su bastón. Poco a poco. Como poco a poco están dejando que se mueran otros vecinos también on movilidad reducida. “Lo digo así de claro porque es una vergüenza, aún teniendo la posibilidad de la cesión de un terreno de un vecino ni siquiera se han molestado en plantear hacer allí tan siquiera una pista que solucionaría esta condena”.
El muro que dará sombra a los feriantes Comienzan a acondicionar la zona sobre la que que se ubicarán los feriantes en unas semanas y pese a que se recomienda que no se coloquen a menos de quince metros del muro, los vecinos temen que ocurra alguna desgracia. “Ya en el año 89 se produjeron las primeras quejas por las condiciones del muro y las primeras grietas. La situación ha empeorado y requiere solución urgente pero sin olvidarse de que vivimos ahí”.
Una chapuza obliga a retirar el vallado. Será repuesto Decenas de vecinos se han quedado aislados en sus casas sin poder acceder a sus coches hasta bajar toda la calle. La Ciudad decidió esta solución sin escuchar otras alternativas que no iban a causar tantas molestias a los vecinos. Los que se encuentran con una movilidad reducida se llevan la peor parte y son varios. Permanecen encerrados en sus casas y saben que ni siquiera los servicios sanitarios o de cualquier tipo de emergencia tienen acceso hasta sus hogares. “No hay derecho”. Ahora los operarios se han visto obligados a retirar la valla “por una chapuza ya que han dejado encerrado el coche de un vecino que trabaja fuera y ha vuelto de vacaciones y debe sacarlo”. Vuelven a repetirse los trabajos que comenzaron aquél 29 de mayo para luego colocarla de nuevo. “Nos toman el pelo y lo llevaremos a juicio si hace falta porque es algo injusto que no se puede permitir”.