Las relaciones entre Marruecos y España van mucho más allá de las cuestiones migratorias o de la pesca, pese a que estas ocupen las portadas de prensa, como reflejan unas cifras que solo son posibles entre países vecinos y será evocado esta semana durante la visita de Estado de los reyes de España a Rabat.
Actualmente hay un millón largo de marroquíes en España: son 770.523 los residentes, según cifras del Instituto Nacional de Estadística de 2018, a los que hay que añadir aproximadamente 250.000 más que están en una situación de "ilegalidad sobrevenida" al haber expirado sus permisos de residencia.
Los marroquíes de España suelen encabezar las listas de extranjeros afiliados a la Seguridad Social, las de titulares de visados españoles (una media de 130.000 cada año) o de quienes acceden a la nacionalidad española (más de 200.000 desde el año 2000).
Pero hay cifras menos visibles y más significativas: por ejemplo, los 180.000 niños marroquíes escolarizados en España, que dan idea de una emigración joven y aún poco influyente en la vida pública del país, a diferencia de lo que sucede en Francia, Bélgica u Holanda, donde no es raro encontrar a parlamentarios o alcaldes marroquíes.
El experto en emigración Abdelwahid Akmir señalaba recientemente en un congreso en Rabat sobre la cuestión que la emigración marroquí sufre además otras carencias como su baja presencia en profesiones cualificadas en España y su pobre integración social, y puso como ejemplo la escasa cantidad de matrimonios mixtos o de grupos mezclados de amigos.
Instituto Cervantes
Al otro lado del Estrecho, la influencia española también es un hecho, pese a que las cifras de residentes sean mucho menores: España tiene en Marruecos su mayor red de institutos Cervantes del mundo (seis centros más seis aularios), así como su mayor red de escuelas en el exterior, en las que estudian 5.000 alumnos.
Esos alumnos son muchos menos que los 30.000 largos que estudian en las escuelas francesas de Marruecos, pero también están llamados a formar parte de la élite marroquí, un objetivo implícito aunque nunca confesado que explica este esfuerzo educativo español en el país vecino.
La condición española de primer socio comercial de Marruecos por sexto año consecutivo, más la presencia de 800 empresas españolas en los más diversos ámbitos de la economía marroquí también ayudan a crear esa tupida red que la diplomacia española suele calificar de "colchón de intereses", capaces de amortiguar cualquier posible crisis.
El enfado del rey Mohamed VI en 2014
Unas crisis que han sido, por cierto, inexistentes en la última década, tanto con gobiernos socialistas como populares en España, si se exceptúa el enfado del rey Mohamed VI en agosto de 2014 por un incidente con la Guardia Civil en aguas cercanas a Ceuta, que se tradujo en la repentina llegada de casi cien pateras con mil emigrantes a bordo a las costas andaluzas en menos de 24 horas.
Ni siquiera entonces las autoridades españolas afearon la conducta de la Policía o del Gobierno marroquí, ni se salieron de un guión en la que las relaciones con el vecino merecen sistemáticamente el calificativo de "modélicas" y "ejemplares".
Al vecino del sur, hace tiempo que España le presta un discreto apoyo en las Naciones Unidas en el contencioso del Sáhara Occidental, y así España ha sido uno de los más firmes opositores entre bambalinas a que el Consejo de Seguridad apruebe resoluciones que Marruecos consideraba contrarias a sus intereses.
España, "la voz de Marruecos en la Unión Europea"
En la Unión Europea, el apoyo no es discreto, sino público y notorio, y máxime en los últimos meses, con el gobierno de Pedro Sánchez: España se ha erigido en "la voz de Marruecos en la Unión Europea" en el tema migratorio, como dejó dicho la secretaria de Estado de Migración, Consuelo Rumí, y repitió con palabras parecidas el ministro Josep Borrell.
Y así, España no ha dejado de abogar por que la UE preste una mayor ayuda, financiera y material, al país magrebí, en un año (2018) en el que se han roto todos los récords de llegadas a España de emigrantes por medios ilegales: 64.298, casi todos ellos procedentes de costas marroquíes.