Las lluvias más recientes han permitido a los embalses del Renegado y del Infierno de Ceuta elevar su volumen de agua retenida hasta casi un hectómetro cúbico, lo que sitúa su nivel en un 43,8% de su capacidad máxima. El primero es capaz de aglutinar hasta 1,6 hectómetros y actualmente tiene 0,6 (un 38,1%), mientras que el segundo, más pequeño, puede sumar 0,59 hectómetros y actualmente tiene 0,35, un 59,4%.
Con esos datos la ciudad autónoma se sitúa en unas cifras sensiblemente mejores que las de Melilla (la Balsa de las Adelfas está casi vacía y solamente tiene 0,4 hectómetros de capacidad máxima) y todas las provincias de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, ya que en Ciudad Real los embalses están al 37% de su capacidad máxima y en Sevilla a un 35,5%. En Granada, Huelga, Jaen y Córdoba no se pasa en ningún caso del 21%.
En Ceuta se registran cada año precipitaciones por alrededor de 600 litros por metro cuadrado de media que se reparte “de manera desigual” en el tiempo.
En los meses de verano las lluvias son prácticamente inexistentes, siendo las precipitaciones elevadas en los meses de invierno, especialmente en diciembre, cuando se registra el máximo anual.
Históricamente el último mes del año que acaba de arrancar ha sido siempre el más lluvioso y el único que registra de media precipitaciones superiores a 100 litros por metro cuadrado (108). Por detrás se sitúan enero y febrero (con 87 en cada caso de media) y octubre (61), marzo (59) y abril (56).
Apretada por el encarecimiento de la energía, que supone buena parte de los costes de la desaladora, Acemsa ha apostado por reducir todo lo posible su uso y utilizar los embalses siempre que es factible sin poner en riesgo el mantenimiento de una reserva estratégica.