Dos bandas hacen oficial las candidaturas de las mises Bárbara García, en la categoría juvenil y Marta Gálvez, en la infantil. Una representación del barrio de Azcárate de Ceuta de la que Andrea Wancenlen ha cedido el testigo.
Las nuevas aspirantes han sido presentadas en la plaza en un íntimo acto en el que la reina del año 2023 las ha acompañado. Bárbara espera ser coronada este año, pero está dispuesta a aceptar no ser la elegida. Busca quedarse, sobre todo, con la experiencia, una vivencia que califica como “muy bonita”.
Este viernes, el barrio de Los Rosales también ha dado a conocer los nombres de las dos chicas que aspirarán a ser reina. Ainara Muñoz, como miss juvenil, y Julia Castillo, en la clasificación infantil, se sumarán a otras vecinas para celebrar la fiesta patronal de Ceuta.
Afloran en ellas nervios, pero las sensaciones positivas superan con creces a este sentimiento. Han intentado que sus amigas también se animen y participen, pero no ha sido posible.
Ana Mesa, presidenta de la asociación vecinal, achaca la baja participación a ese sentimiento de timidez que muchas chicas sienten. Ha sugerido a más adolescentes de la barriada participar, pero no se han atrevido a dar el paso final.
Una familia vinculada a la belleza
Bárbara no dudó en intentar llevar la corona en las fiestas patronales de Ceuta. Quizá porque lo ha vivido en casa. Su entrada al mundo de los certámenes de belleza le viene de familia. Su madre Estefanía Rodríguez y su padre han estado vinculados de lleno con la belleza y la moda. Los dos han sido mis y míster en distintas competiciones.
“Desde pequeña, con su edad, ya formaba parte de estos concursos e incluso he posado de modelo con algunas tiendas. Siempre me ha gustado. La he animado. Su padre fue míster Ceuta en 2002 y se presentó a nivel nacional”, explica Rodríguez.
Al igual que su hija, que se encuentra en sus inicios, habla con cariño de su pasado en el mundo de la belleza. “Conoces a personas. Los ensayos son espectaculares. Eso es lo que se va a llevar ella”. Prepararse y desfilar ante el público es “una emoción muy grande” en la que el compañerismo está presente al igual que grandes dosis de ilusión.
Ceder el testigo
Andrea Wancenlen ya vivió su experiencia. Fue reina el año pasado y ha otorgado las bandas a las dos candidatas. Esta próxima feria su papel es quitarse la corona para entregarla. Lucir su traje y prepararse para este concurso que fue para ella “muy bonito”.
Recalca que es una experiencia que nunca va a olvidar. Estrechó lazos de amistad. “Siempre nos apoyábamos”, cuenta. “Me gusta mucho este mundo y me dijeron que me presentara”. Ha participado en el certamen durante cuatro años. La clave para concursar, a su juicio, es “verse bien y estar segura de una misma”, menciona.
Las dos mises de Azcárate están listas para el día final y se unen a otras tantas chicas que esperan la llegada de las fiestas patronales.