A escasos días de las Elecciones de los “amos del mundo”, el autor se pregunta sobre el valor que tendrá el enunciado y sus efectos a la hora de ser elegido el próximo presidente por el Colegio Electoral.
He colaborado con empresas USA, lo cual me ha permitido observar en sus componentes, y comportamientos en general, al menos someramente, su absoluta independencia de pensamiento personal y familiar en cuanto a su celosa privacidad, no suponiendo la política un tema común de charlas o intercambio de opiniones entre afines.
Por ello, resulta interesante valorar la importancia del voto ciudadano “proscrito” o superfluo en un sistema electoral donde el mismo dispondrá, como mucho de un valor
simbólico, o coloquial, sujeto su utilización a conveniencia de “suma o resta” a juicio de los partidos.
Deseable, que una Ley del año 1.700 aproximadamente, opte a corto plazo por orillar sus actuales efectos, (deseados por el Establishment), devolviendo una plena democracia.
Cierto es que, en el voto popular, se encuentran votantes contrarios con la política exterior de EE. UU. y, asimismo, se encontrarían incluidos miembros de la comunidad árabe o musulmana; los que simpatizan con la causa palestina; así como aquellos interesados en temas de derechos humanos, incluso los que sintiéndose insatisfechos, opten por abstenerse.
Al otro lado, el protagonismo real del Colegio Electoral o Compromisarios, abocado a la elección de un Presidente, y Vicepresidente, salvo que una sorpresa inesperada de efecto péndulo suponga un cataclismo para los demócratas, cuestión no descartable del todo, si ciertos temores que cunden en sus filas hacen acto de presencia el próximo día 5.
Tradicionalmente, la comunidad judía en EE. UU. ha sido un grupo clave de apoyo a los demócratas, y su traducción actual reside en cómo la Administración Bidden maneja estos conflictos, y finalmente puede que prime de antemano la competencia exclusiva de la Política Exterior Administración Bidden en Oriente Medio.
Pero en muchas ocasiones, la política tiene brotes de ficción, considerando el alcance y riesgo de la reciente política USA hacia Israel y sus trágicos resultados, puedan constituir puntos desafiantes.
Respecto a candidatos, suena a estrategia electoral que la candidata demócrata no se haya vinculado directamente con Gaza o Líbano en su campaña, al menos no en términos que se hayan mencionado ampliamente en los Medios o en la política internacional. Debe tratarse de aquello de no poner todos los huevos en la misma cesta.
En cuanto al Líbano, las políticas de la administración Bidden-Harris en este caso, se han enfocado en mitigar la influencia de actores como Irán en la región, y lidiar con la crisis política y económica en su país.
Finalmente, no he observado en Trump, gestos de “tirar la toalla”, salvo la intervención insidiosa sobre Puerto Rico, que, comparado por otro lado con la con falta de solidez política en Harris, y un eventual empate sobre la mesa de la maquinaria mediática, hacen, en la recta final, apostar “un cuarto a espadas” por el primero, como dicen ellos: “If case” (por si las moscas). Cuestión de ficción para llegar a 270 votos.