En estos tiempos de fachada expuesta hasta la enfermedad en redes sociales y de valores transformados en mero objeto de rentabilidad, cuesta creerse que alguien luche por lo que realmente dice que lucha. En eso de defender el interés superior del menor todos se apuntan al carro, todos. Habría que preguntarse si entre esos menores también hay etiquetas, porque no a todos se les defiende o se les siente de igual manera.
En la mañana de ayer fue enterrado en el cementerio de Sidi Embarek el que también era un niño, aunque nadie le ha podido poner nombre. El mayor drama, ejemplo del fracaso del sistema, es que un niño muera cruzando fronteras y que sea enterrado sin saber siquiera cómo se llama. Pero de este niño nadie se acordó. Nadie se ha preguntado cómo es posible que estén muriendo y desapareciendo muchos como él y otros tantos jóvenes ahogados en una frontera sur de la que nadie se acuerda. Solo Abselam, de la oenegé Alas Protectoras, acudió como hace siempre para dejar testimonio de lo que pasa. Ese niño también tenía un nombre y una historia, hundida y olvidada entre tanto ruido de defensa a otros menores.
Menores ahora defendidos que son iguales que los más de 500 que bajo ese concepto de “retorno voluntario” regresaron a Marruecos pocos días después de la crisis de mayo. De esos nunca se habló pero se fueron y pasaron la frontera sin que nadie lo denunciara. Fueron reagrupados con sus padres a través de la misma oenegé que ahora se estaba encargando de estos retornos. La cifra exacta, la oficial, existe. Pero de esa nunca se ha hablado y han pasado de contarnos a 1.200 menores para quitarnos 500 menos sin que nadie se haga preguntas. No sé, en este mundo de etiquetas y de momentos debe ser que el ruido se hace cuando conviene hacerse, incurriendo en discriminaciones clarísimas.
El interés superior del menor debe prevalecer siempre. Pero en igualdad, en todos los casos, sin que se olviden unos y se apueste por la amnesia colectiva en otros. Y en Ceuta parece que los casos se seleccionan y los intereses también.
Que dios lo tenga en su gloria allah y rahmo.