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El ‘sueño europeo’ ciudadano

¿Qué pasaría si los vecinos de a pie de los márgenes de la Unión Europea pudiesen hacer planes estratégicos? Esa es la pregunta de partida sobre la que Janna Völpel ha elaborado su tesis de licenciatura en la Universidad Radboud de Nijmegen (Holanda), un estudio cualitativo sobre las ‘imaginaciones geopolíticas’, la abstracción geopolítica subjetiva

de la realidad, en la ciudad autónoma sobre su relación con la Unión Europea a partir de la ‘condicionalidad’ que esta promueve para la distribución de fondos a partir de la extensión de ciertos rasgos del acervo comunitario.
Si así fuera, en el ‘sueño europeo ciudadano’ ceutí el apoyo de la UE (que se reclamaría mayor) se imaginaría más repartido entre toda la ciudad y tendría un efecto más claro sobre el área transfronteriza para mejorar las relaciones y fomentar un desarrollo común.
De entrada, una de las conclusiones que han resultado llamativas para la investigadora es que las personas con las que entró en contacto durante los meses que permaneció en Ceuta identifican claramente tres espacios con singularidades dentro de la ciudad: el centro, la periferia y los ‘espacios de tránsito’: la frontera, el puerto y el CETI.
“La concentración de posturas en torno a esos espacios de la ciudad es ya uno de los hallazgos más importantes de la investigación porque su relación condicional con la UE se empezó a manifesta  de forma diferente para y en cada espacio”, indica la autora en su trabajo, a cuyo contenido íntegro ha tenido acceso ‘El Faro’. “Sin embargo”, precisa, “es importante señalar que el espacio de Ceuta no se fragmenta en pedazos claros sino que es la imaginación geopolítica la que atribuyen ciertas características distintivas a esos espacios y durante el análisis se observó una cierta congruencia en las características que se atribuyen a cada espacio a través de diferentes entrevistados”.
En ese marco, las visiones sobre la influencia de la UE en la zona centro de la ciudad se tiene a ver como clara y unánimente positiva, mientras que la periferia aparecieron rasgos (la proximidad de la frontera, la pobreza, la marginación, la delincuencia, una tendencia a la radicalización...) que fueron identificados como ajenos al estándar europeo.
Völpel completó una investigación cualitativa al respecto con residentes al otro lado del Tarajal: “Todos los participantes marroquíes se refirieron a Ceuta como 'la ciudad marroquí-española-europea que está detrás del paso fronterizo’ y, en términos generales, se mostraron menos preocupados e informados sobre cuestiones como la coherencia de las inversiones en la revitalización urbana, la financiación de la UE y la distribución de las responsabilidades en las transformaciones, por ejemplo, en el paso fronterizo”.
Los encuestados residentes en el Reino alauita también tendieron a “idealizar” la modernidad, la política y los procesos tecnocráticos de evaluación basados en el conocimiento que vincularon a la Unión Europea, a su juicio decisiva para hacer de esta una “ciudad de oportunidades”, circunstancia que no fue óbice para que apoyaran la reivindicación territorial anexionista marroquí.
“En este contexto, los participantes marroquíes fueron directos al criticar los fracasos de la planificación estratégica geopolítica en Ceuta a diferencia de los caballas, que no sienten la necesidad de resaltar la europeidad de la ciudad”, refiere la estudiante, que concluye que “los encuestados que interactúan más con Ceuta escudriñan las causas socio-económicas y culturales de la delincuencia en la periferia”.
En los márgenes de la ciudad fue donde Völpel se encontró un discurso de reivindicación precisamente de mayor “europeidad” disfrutando de mayor apoyo procedente de los fondos europeos para, entre otras lacras, combatir el fenómeno del desempleo frente al poder estratégico que intuyen que, desde el centro, favorece sus propios intereses.
Alrededor del tema fronterizo la investigadora se encontró de todo: ceutíes que empatizan y se compadecen de los migrantes que intentan llegar a Ceuta, otros que recelan de quienes pueden competir con ellos por un trabajo, propuestas de mejora de las instalaciones del Tarajal, justificación de las políticas migratorias...
“La mezcla de culturas se comentó vivamente por parte de los residentes en la periferia de Ceuta, donde se aprecia la mezcla y se ven a sí mismos llevando una vida ‘bicultural’ gracias a la interacción con Marruecos, aunque aprecian fallos en la convivencia de culturas en Ceuta ligadas a experiencias típicas de las jerarquías coloniales de una sola vía imposición”, indica la tesina en sus conclusiones. “Los resultados también muestran que los participantes ceutíes que menos interactúan a través de la frontera atribuyen más ‘otredad’ a las relaciones y flujos procedentes de Marruecos”, añade.
“Se ha demostrado que las imaginaciones geopolíticas de la ciudadanía en general son enriquecedoras y pueden poner de relieve los fallos de la UE cuando se impone un modelo prefabricado, sin comprender a los residentes en cada espacio”, advierte la autora, que opina que “la UE podría iniciar una exploración de sí misma y convertirse estrategia en una suma de las de todos los ciudadanos”.

 

Las distintas visiones del ‘otro’ según la zona de residencia

La investigadora se encontró, sobre todo en sus entrevistas con residentes del centro de Ceuta, con “tácticas discursivas de invisibilización” y de “normalización” de la ciudad, restando importancia a las relaciones con Marruecos, identificado como un agente socioeconómico y cultural ajena. “Su imaginación reveló temores a los migrantes y a los marroquíes en diferentes grados y en forma de un miedo a la infiltración de la ‘otredad”. En cuanto al trato violento de los migrantes y su sufrimiento algunos encuestados reclamaron cambios en el paso fronterizo (modernización, mejor organización, mayor control...) con un rasgo común, el de “legitimar” la frontera. “Muchos aspectos de la lucha cultural quedaron envueltos en el discurso orgulloso de convivencia exitosa de las culturas con algún rasgo xenófobo rastreable, menos en la periferia”, reseña.

En el discurso del centro se ve a Marruecos como un agente más ajeno

 

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