No sé si se acordarán de aquella fábula de Andersen en la que un sastre logró convencer al Rey de que le había elaborado una obra maestra consistente en un traje invisible, que, además de esta increíble característica, podría ser también utilizado como instrumento para medir la “inteligencia” y el conocimiento de aquellos que lo observaran. De este modo, sólo aquellos que eran inteligentes serían capaces de apreciar tan magnífico traje, y aquellos que carecieran de esa peculiar inteligencia, terminarían no viendo nada. De hecho, incluso el Rey, sintiéndose algo nervioso acerca de si él mismo sería capaz de ver la divina prenda o no, procedió a enviar a sus hombres de confianza a verlo. Por supuesto, ninguno de ellos admitió que era incapaz de ver el traje y comenzaron a alabar el mismo, no fuera que alguien dudara de su “inteligencia”. Como recordarán, el rey utilizó el traje en cuestión en un desfile ante su pueblo, paseándose desnudo ante todos, pero claro, los que le observaban no se atrevían a decir que no veían nada, para no ser tachados de poco inteligentes….hasta que un niño que observaba el desfile se atrevió a decir: “ ¡Pero si va desnudo!”…
Sirva el resumen de la fábula para extrapolarlo, salvando algunas pocas diferencias, a la política realizada en nuestra ciudad por nuestros gobernantes; hoy podemos poner de ejemplo el borrador del presupuesto de la ciudad para el ejercicio 2011. Un borrador, que teniendo en cuenta la crisis, y la consiguiente disminución en lo aportado por el Estado no ha sido capaz de proponer un documento más acorde con las necesidades de nuestra ciudad y que ha optado por seguir apostando por gastos que son un auténtico despilfarro y despropósito (austeridad lo llama el señor Consejero de Hacienda) en los tiempos que corren. Sirvan a título de ejemplo las cantidades previstas para gastos en publicidad, campañas institucionales e imagen tanto del propio ayuntamiento como de los organismos de él dependientes o gastos de alumbrado ornamental por poner sólo algunos ejemplos significativos; por otro lado, disminuye lo aportado en materia social, congelándose lo aportado al ingreso mínimo de inserción social, a becas y proponiéndose el recorte de un quince por ciento a las asociaciones que forman parte del CERMI; no ocurre lo mismo con lo que perciben los cargos del gobierno, consejeros y consejeras, viceconsejeros, asesores, directores generales… todo ello, a pesar de que desde UDCE hemos propuesto a lo largo de toda la legislatura los recortes en los mismos, e incluso, en la situación económica actual que se eliminen todas las percepciones de los diputados y diputadas de la Asamblea, si es que realmente estamos todos de acuerdo en que uno no está en política para servirse.
En fin, que, un año más, el sastre de Juan, y no lo relaciono con trajes ni con gürtel, le ha elaborado unos presupuestos a los que se pretende calificar como estupendos, siempre y cuando se sea igual de inteligente (¿) que los costureros reales, aunque el resto del pueblo, se da cuenta perfectamente de que la tela, y el traje, son inexistentes.
Moraleja: Sólo porque el costurero presuma de hacer el mejor de los trajes con los mejores tejidos, no significa que realmente lo sean.
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