El efecto llamada que protagonizan los inmigrantes subsaharianos y que cuenta con la connivencia de los agentes marroquíes es claro. Y en cifras, es, incluso ya, alarmante. Sólo desde el pasado junio hasta la fecha, algo más de 300 subsaharianos han conseguido llegar a Ceuta tras entrar en balsas de plástico que la Guardia Civil o la Salvamar ‘Gadir’ han tenido que rescatar. No se les puede devolver al vecino país ya que las fuerzas de seguridad no los admiten; ni puede hacerse presión alguna para que cesen las salidas de estas embarcaciones, que parten de la zona norte marroquí.
En este mes de septiembre se ha registrado, oficialmente, la entrada de 73 inmigrantes. Eso sin contar los diez que fueron rescatados ayer en distintas franjas horarias. Seis, por la mañana, en una balsa; otro, ayudándose con un flotador; y un tercero, perdido por la zona de la Sirena, que se aferraba a una neumática similar a la rueda de un camión. Otros dos fueron detectados más tarde. Son los últimos protagonistas de un fenómeno migratorio que preocupa, primero, a la Delegación del Gobierno y, después, a las fuerzas de seguridad, que no pueden hacer más que acoger a los sin papeles que llegan y proceder a su ingreso en el CETI, todavía con capacidad pero ya casi al límite. En agosto la cifra fue algo mayor, con 75 subsaharianos rescatados. Contando la presión de los meses que les han precedido, las cifras alcanzan los 300.
De las historias conocidas ayer, el rescate más dramático se lo llevaron los seis ocupantes de una balsa playera. Llevaban desde las dos y media de la pasada madrugada perdidos, sin rumbo, y con la balsa pinchada. Se aferraban a ella, con flotadores, hasta que fueron divisados por una embarcación. Recogidos por la Benemérita, fueron trasladados a puerto deportivo. A tres se les tuvo que trasladar al Hospital al presentar un cuadro de hipotermia más grave, debido a las horas que permanecieron en el agua. Dos de los subsaharianos podrían ser menores y por eso se les practicarán las pruebas osométricas para decidir si se les traslada al centro Mediterráneo o al CETI.
Junto a ellos Cruz Roja atendió a otro subsahariano recogido en el Tarajal cuando pretendía alcanzar la costa con un flotador. Esa misma mañana la Benemérita había detectado la presencia de tres nadadores. Uno volvió a Marruecos, otro fue rescatado y del tercero nada se sabe, de momento.
Las entradas de inmigrantes son constantes y generan cierta alarma. Oficialmente se estima la entrada, de media, de entre tres y cuatro inmigrantes. Se teme que, de seguir así la tendencia, se produzca un pico migratorio que la ciudad no pueda soportar debido a la capacidad de acogida que tiene en la actualidad, que supera, en poco, las 500 plazas. El delegado del Gobierno, José Fernández Chacón, evitó, en su última comparecencia pública, comentar algo sobre una posible salida masiva de inmigrantes a la península para descongestionar el campamento del Jaral. Pero también se producen marchas que pasan desapercibidas y que son protagonizadas prácticamente por los anglófonos. Ellos se sirven de las mafias que trabajan de manera organizada para sacar a subsaharianos de Ceuta. En un mes se estima que han desaparecido entre 15 y 16 subsaharianos, que habrían llegado a la península ocultos en los bajos de los camiones. En el puerto se detecta la presencia de las mismas personas, una de ellas una subsahariana, que podrían estar detrás de la organización de este tipo de escapadas clandestinas que se detectan cuando se hacen los recuentos en el CETI.
A la espera de dictarse otra nueva resolución
Aunque la Delegación del Gobierno ha evitado pronunciarse sobre el fallo de la sentencia que absuelve a los 42 subsaharianos acusados de una falta de desobediencia, este medio ha podido saber que se estaría sopesando ya la realización de otra resolución marco que sirva para aplicarse en el caso de que se produzcan nuevos altercados protagonizados por los inmigrantes. Tras el fallo de la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Ceuta se trabajaría en la línea de una resolución atemporal que no permita la generación de defectos de forma como así ha ocurrido, al entenderse que el dictamen del delegado del Gobierno carecía de "vocación de permanencia e indefinidad en el tiempo" al incluir la expresión "en fecha de hoy". Ya en la edición del pasado martes, este medio adelantaba que las defensas se habían agarrado a este peculiar clavo ardiendo para conseguir la absolución de sus patrocinados, constituyendo la clave para las conclusiones de su señoría. El vacío, en las formas, que caracteriza la resolución ha permitido este fallo.
De botellas de plástico a flotadores e incluso aletas como vía de pase
Los inmigrantes hacen uso de métodos similares para el intento de pase. En los últimos casos se está detectando la entrada de magrebíes que se hacen con botellas de plástico para emplearlas a modo de flotadores. También los subsaharianos buscan el pase pero ayudados de neumáticos de vehículos. Incluso ya viajaban en las balsas playeras contando con ellos y dotados con chalecos salvavidas. También se da el caso de inmigrantes que son interceptados con aletas para conseguir nadar de manera más rápida. Es el caso de aquellos que trabajan como motores humanos y se encargan de guiar las embarcaciones. Constituyen fieles ejemplos de las picardías que marcan y definen unas travesías que tienen en común su fragilidad y por eso obligan a una rápida intervención de las fuerzas de seguridad para evitar naufragios.