Un sector de la barriada asegura que la Ciudad ordena su demolición, pero el promotor hace caso omiso al requerimiento.
De la noche a la mañana vieron cómo su calle quedó bloqueada por el muro que un particular levantó en la calle Córdoba, un paso “bastante transitado”. Quienes protestan son vecinos del Morro que, desde agosto de 2015, intentan que el promotor derribe esta tapia, la cual, tal y como denunciaron ayer los residentes de forma pública, se encuentra ejecutada sobre un vial público.
“La Ciudad Autónoma ya le ha contestado a este caballero tres veces que tiene que tirar ese muro porque este es un paso para todos los ciudadanos, de manera que él no puede cortar nada”, explicó ayer Iamina Mohamed Lahsen, una de las afectadas. “Es una propiedad privada de boca”, sentenció antes de considerar que su vecino “se cree que es dueño de ese terreno”.
Mohamed reiteró que el Gobierno local “no le ha dado la razón” y criticó que edificó con un “permiso del Ayuntamiento para repellar una fachada” pero ésta “sigue igual y ha levantado los muros”. La propia ventana de su cocina ha quedado atrapada en un pasaje angosto con vistas al muro pero, a pesar del expediente y el decreto de Fomento, éste continúa en pie.
Sin embargo, esta molestia no es la única ya que el cierre ocasiona otras para las que los residentes en la barriada exigen soluciones. Uno de los colectivos afectados es el de los alumnos de los centros educativos cercanos que usaban este camino para ir a clase. “Ha cerrado el paso a dos colegios –Severo Ochoa y García Lorca– y un instituto –Clara Campoamor–. Los niños están todo el día subiéndose por los muros. Todas las mañana estamos asustados porque se caen los niños por las paredes. Los jóvenes de 17 y 18 años no conocen muro y saltan”, relató Mohamed.
Otra vecina narró que, desde su domicilio, “veo a los abuelos que se hacen cargo de los niños, porque los padres trabajan, que tienen que dar la vuelta a la manzana. Son señoras mayores del Gallo que les resultaba más fácil pasar por aquí –dice señalando a la pared que obstruye el acceso– y otros tienen que hacer el mismo recorrido para llegar a Huerta Téllez”.
El vecindario ha recogido ya algo más de cien firmas de afectados a la espera de que las autoridades competentes “tomen cartas en el asunto”. Un litigio vecinal que, señaló Mohamed, “hemos llevado hasta el Defensor del Pueblo” y queda de manifiesto en los escritos que presentan ante la Ciudad periódicamente.
Por su parte, quienes se declaran propietarios de la parcela que cerca el límite de la discordia, rehusaron hacer declaraciones, pero sí aseguraron tener toda la documentación en regla. Aunque los vecinos son críticos con su actuación, existe otro sector de la barriada que niega las desventajas del cerramiento.