“El objetivo es que todos ellos se sientan orgullosos de ser Scouts”. Así resumía el coordinador y presidente de la Asociación de Scouts de Ceuta, Jesús Martín, el propósito principal de la actividad que ayer se llevó a cabo durante el mediodía en las Murallas Reales. Una divertida suelta de globos acompañada de un manifiesto, el mismo que el resto de asociaciones del país leían a esa misma hora en todos los rincones de España, donde se concretaban los motivos por los que los 45 miembros de la asociación en nuestra ciudad están felices de pertenecer a ella. Los preparativos comenzaron pasadas las 11 de la mañana. Fue entonces cuando las muñecas de los pequeños comenzaron a lucir, orgullosas, un trozo de cuerda que tenía como punto final un globo magenta. Y, en el interior de cada uno de ellos, un mensaje. Un propósito que alcanzaría el cielo minutos después cuando, con todos los globos bajo una enorme tela circular de varios colores, los integrantes de la asociación levantaran esta del suelo para que los globos volasen en libertad.
Eso sí, antes varios niño de todas las edades fueron los encargados de leer un manifiesto que el resto leyó con atención. Unas palabras que hablaban del interés del colectivo por hacer del mundo un lugar mejor a través de la paz; del respeto por el medio ambiente; del compromiso con la sociedad en la que vivimos con el deseo incesante de que todos seamos iguales... “Porque las diferencias nos enriquecen y nos hacen especiales. Porque a más de 30 millones de Scouts repartidos por todo el mundo nos une mucho compañerismo y los mismos valores, somos una fuerza extraordinaria que podemos cambiar el mundo con nuestras propias manos y voluntades”, se escuchó.
Varios mensajes con el mismo propósito. Conservar la ilusión por ser Scout. Un afán que en Ceuta se cultiva desde que allá por el 1915 se pusiera en marcha una asociación que, a pesar de los sinsabores de otras épocas, sigue con mucha fuerza y abre sus puertas a cuantos quieran involucrarse en el movimiento Scout. Un acto que demuestra que cien años no son nada y que los Scouts tienen cuerda para rato. No serán los mismos de ayer, pero seguro que dentro de otros 100 años hay quienes, con idéntica ilusión, vuelven a conmemorar el nacimiento del movimiento.