Nos desplazamos hacia la Plaza de los Reyes y trazamos un plan. Dividirnos para buscar un nuevo libro, ya que llegamos a la conclusión que el misterio podría ser eso: que alguien diera pistas dejando en algún lugar un libro y dentro de él dar una serie de pistas. Este espacio era muy amplio. Ana hizo un plano y empezó a dividir el lugar en sectores. Cada dos amigos íbamos a ir juntos para que no nos distrajéramos y con la máxima que cuatro ojos ven más que dos y así teníamos que registrar todos los rincones del que nos tocará. El primer sector fue la parte derecha viendo el plano desde la parte de la Meca de los pantalones. Comprendía desde una de las esquinas de la Iglesia de San Francisco hasta la altura de la Caja de Ahorros de Ceuta. En ambos lugares habían dos kioskos. Uno lo llevaba una familia que le llamaban El Pompo, la que está junto a la Iglesia y el otro la familia Ayala. Había unos bancos. El segundo sector era la prolongación a la Caja de Ahorros, allí en la punta contraria había un bar portátil donde me acuerdo que un día cuando jugaba por allí me encontré una cosa que se la llevé a mi madre y a cambio de lo que le di me compro dos cosas que a mí me encantaban: un chupachup y una Fanta de naranja. Se desprende que era dinero. La cuantía sólo lo sabrá mi madre. El tercer sector fue donde estaba la fuente. Allí era donde se ponían a esperar las madres a que sus hijos jugarán con otros nenes dando vueltas a la fuente. Bendita época donde nos pegaban por llevarnos a casa. Estábamos siempre en la calle jugando y relacionándonos con todos los amigos, vecinos del lugar. Igualito que ahora que no salen los nenes de la casa así se le empuje. Todo el día con las videoconsolas, los wasap abiertos y hablando con personas que pueden estar al lado nuestra. Mucha diferencia.
El cuarto sector era la parte de arriba que coincidía con la fachada exterior de la Iglesia. Era el lugar donde las parejas se reunían para dejar riendas al amor infantil. Es decir unos piquitos, hablar de sus cosas. El quinto sector era la parte que daba frente a la Delegación del Gobierno. Y el sexto y último estaban donde los urinarios, que también había unos bares y la parada de taxis. Como veis ha cambiado un montón la distribución de nuestra Plaza de los Reyes.
Estuvimos buscando durante cuatro días. Todas las tardes después de merendar quedábamos y buscábamos en nuestro sector. Como ya he dicho, al cuarto día Ana, que tenía el sector de la espalda de la Iglesia, nos buscó y nos dio un toque a todos nosotros y quedamos justo al lado del cine África. Allí en su fachada, en la parte izquierda, en los primeros peldaños de su escalera, nos sentamos. Estábamos con la mosca detrás de la oreja. Qué le pasaba a Ana. Y ella poniéndose el dedo índice en mitad de sus labios nos indicó que mantengamos silencio. Y se sacó de debajo de su jersey un libro, esta vez tenía tapa. Y se lo escondió otra vez. Le indujimos a que lo enseñará otra vez y ella con los ojos casi cerrados nos dijo: “Por favor no seáis niños chicos”. Y nos contó que esa noche había tenido un sueño que le decía que cuando subiera las escaleras que están más cerca a la Delegación del Gobierno que mirara en el sillón que hay a la izquierda y efectivamente allí encontró el libro que tenía escondido en el interior de su prenda. Y nos emplazó a una reunión en los jardines de costumbre después de salir del Instituto.
Todos estábamos muy nerviosos. Os confieso que no pude pegar ojo aquella noche. Estaba deseando que fueran las once de la mañana para que estuviéramos todos juntos en el lugar de costumbre. Y llegó el día. Todos queríamos ver nuevamente el libro. Pero Ana dijo que lo había dejado en casa para, por un lado que nadie lo viera y, por otro, para no perderlo. Además nos dio unos datos magníficos. Que se trataba de un ejemplar de Romeo y Julieta. Que ella ya había empezado a leerlo. Y que encontró una inscripción en la segunda página donde decía: “Bienvenido al misterio”. Y la otra nota ponía: “Si quieres comer garrapiñada”. Y que dentro del libro había subrayadas unas frases que decían: “El amor no lo es todo. La vida es injusta. Morir por amor”. Todos nos quedamos otra vez perplejos. Pero como es natural nuevamente nuestra amiga Ana nos dio con la solución. ¿Dónde vende la garrapiñada?
Los días de fiestas la hacen en la parte trasera al Ayuntamiento, lo que se dice el Paseo de las Palmeras.