Ha pasado más de la mitad de la temporada en la División de Plata de fútbol-sala y los banquillos de la ‘joya de la corona’ de las instalaciones deportivas en nuestra ciudad, el Complejo Deportivo ‘Guillermo Molina’, siguen sin estar cubiertos.
¿Y qué?, se preguntarán. La Liga Nacional de Fútbol-Sala obliga a los clubes participantes a que dichos banquillos tengan algún tipo de cobertura, impidiendo así cualquier altercado con el público asistente.
En Ceuta, dichos banquillos están completamente descubiertos, lo que obliga al UA Ceutí a cerrar una grada completa, es decir, una cuarta parte del aforo, para cumplir con la normativa. Vamos, una chapuza en toda regla.
El ICD, 29 partidos después, aún no se ha puesto manos a la obra, y cada sábado los seguidores del equipo caballa que no encuentren donde sentarse, se ven por tango obligados a presenciar los partidos de pie.
Es una lástima que este equipo, que tiene ‘tirón’, no pueda contar con un graderío al completo, sobre todo a estas alturas de la competición, que entra en su tramo más decisivo.
Y más importante aún. Los unionistas están a un punto de los puestos de play-off. En caso de que el Ceutí se clasifique, ¿los aficionados van a tener que hacer cola para apoyar a su equipo y ver así el partido en condiciones?
Me hace gracia cuando oigo a los políticos de siempre hablar del ‘mimo’ a la imagen de Ceuta cuando, casi siempre, no se predica con el ejemplo.
¿De verdad cuesta tanto tratar bien a los aficionados del fútbol-sala en Ceuta? Yo creo que esas cosas no deberían tener precio.