El ‘Havan’, un ritual sagrado de purificación en el que el fuego es el principal elemento, sirvió ayer para abrir los actos de homenaje que la Comunidad Hindú de Ceuta ha preparado para festejar sus más de cien años en la ciudad.
Al presidente del colectivo, Ramesh Chandiramani, la alegría se le notaba en la cara y sus palabras daban fe de ello. En su discurso recordó a los primeros sindhis que llegaron a la ciudad, “un destino lejano para tener un futuro mejor” y que “nunca volvieron porque hicieron de Ceuta su hogar”.
A Chandiramani le siguió el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan Vivas, quien hizo mención a los jugadores de la Selección Española “porque estando entre amigos y en este clima de cordialidad es algo que no podemos dejar pasar”, unas palabras con las que arrancó un aplauso espontáneo del publico.
Tras este punto anecdótico, el presidente confesó que como ceutí era un honor estar en el acto porque “nuestras vivencias están aparejadas a las de la comunidad”.
Vivas también se refirió a la “crisis del bazar”, que provocó una fuerte caída de la economía local y recordó que, sin embargo, la mayoría de los hindúes se quedaron en Ceuta y se “implicaron en Ceuta”, “una prueba de lealtad y fidelidad a la ciudad y por lo que se han convertido en una parte de su alma”.
Tras las palabras de Vivas llegó el recuerdo para la primera familia que fijó su residencia en la ciudad en el año 1923, momento en el que Chandiramandi hizo entrega de un escudo a su hijo, Sundardas Hardasman.
Y siguiendo el árbol genealógico, el nieto de esa primera familia, Arjandas Surdandas, inició el turno de las ponencias en la que calificó a su abuelo como un visionario del mundo de los negocios.
Al parecer la familia Surdandas estaba establecida en Gibraltar pero tras el anuncio por parte del rey Alfonso XIII de la construcción del puerto ceutí decidió cruzar el estrecho e instalarse aquí ante las posibilidades de negocio que se presentaban.
No en vano, ese espíritu emprendedor dio sus resultados y los Surdandas montaron una cadena de bazares y generación tras generación han se han involucrado en la vida diaria de los ceutíes y ya forman parte de ellos.
Y estas palabras daban paso a las de la economista Sony Vashdev, quien centró la conferencia en las estrategias empresariales de los sindhis. Para ello, Vashdev recordó como tras la partición la región del Sind quedó en lo que hoy es Pakistán y todos los hindúes tuvieron que emigrar.
Ante este hecho, los sindhis con gran tradición en el mundo del comercio, empezaron a instalarse alrededor de todo el mundo y basados en las relaciones familiares y la confianza consiguieron crear un gran negocio transnacional, por el que los shindis, ya instalados en distintos países, empezaron a colaborar entre sí, razón por la que los bazares siempre contaban entre su catálogo de artículos con productos exóticos de otras tierras, que difícilmente se podían conseguir, y a precios muy competitivos.
A esta ponencia le siguió una mesa redonda moderada por la periodista de El Faro Silvia Vivancos en la que participaron destacados miembros de la comunidad hindú ceutí. Y escuchar estas historias era el momento de deleitar el paladar con una degustación gastronómica de comunidad hindú. Pero aún hay más y continúan a partir de las 20.30 los actos con la presentación de la Fundación Asha-Kiran en Ceuta, un desfile de moda, un concierto y una fiesta al estilo Bollywood.
Un viaje en busca de un futuro que dura un siglo
El carácter comercial del sindhi fomentó que se asentaran en distintos lugares del mundo y así llegaron a Ceuta hace más de cien años, y aquí iniciaron sus negocios y comenzaron sus vidas junto a sus familias, adaptándose a la vida europea sin olvidar sus raíces.
La llegada de la mayoría de los sindhis a Ceuta tuvo su principal razón por la partición de la India en el año 1947, cuando dejó de ser la ‘joya de la corona’, tras un periodo de colonización por el imperio británico y conseguir la independencia, dando lugar a dos estados: India y Pakistán.
La región del Sindh quedó tras la partición en lo que hoy es Pakistán y todos los hindúes tuvieron que emigrar. A la finalización del protectorado español en Marruecos, todos los sindhis instalados en Tetuán y Tánger decidieron cambiar su residencia a Ceuta.
En el censo de la ciudad el primer hindú que aparece es en el año 1893, pero sólo por motivos comerciales y no es hasta el año 1923 cuando una familia hindú, los Sundardas, fijan su residencia en Ceuta, donde se establecen y forman parte activa de la economía local con la implantación de una tienda, a la que le siguieron otras.
No obstante, la primera prueba gráfica de un asentamiento hindú en la localidad es una fotografía que corresponde a un acto militar celebrado en 1910 con motivo de los festejos del 2 de mayo en la plaza Teniente Ruiz y en la que aparece el rótulo de un comercio: Bazar Indio.